domingo , 28 abril 2024
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Teijeira, paciente tejedora de amalgamas musicales

Decidida a demostrar la potencia escondida bajo una alfombra sonora de 88 teclas, Silvia Teijeira está próxima a editar una nueva selección de canciones adaptadas al piano. El trabajo se enlaza con iniciativas similares, como la edición de libros de partituras de autores locales, vital para la transmisión de culturas.

En medio del tsunami de una globalizada estandarización de los gustos y estilos, editar un disco o publicar libros de partituras de autores locales son manifestaciones sobrias de un proyecto cultural ambicioso y necesario. En efecto, recuperar cancioneros populares y recrear repertorios al adaptar composiciones consagradas al piano, son aportes sencillos y la vez fundamentales para la transmisión de los legados y las herencias musicales de una vasta región que incluye a Entre Ríos.

A esa tarea que exige un encomiable sentido de la laboriosidad está abocada Silvia Teijeira, docente, arregladora, compositora e intérprete. Si bien se trata de una distinguida residente de Paraná, la pianista nació en Federal. En las profundidades del acervo que identifica a esa ciudad norteña, hundió sus raíces para salir al mundo a pintar una aldea peculiar que late dentro suyo y que suele recorrer con los ojos cerrados, de santarritas y jazmines, asfalto y tránsito urbano, de campo teñido con los frutos del suelo y de atmósfera pueblerina, de gente sin apuros que saluda mientras matea en la vereda.

Si en otro momento fue fundamental registrar los sonidos de las comunidades arraigadas a la tierra, retomar las melodías breves que daban una profundidad sensible a los paisajes humanos e incorporarlos al formato canción, que es el modo en que se ponen en común estas realizaciones, hoy, las circunstancias de implantación de culturas homogéneas y ligeras a escala planetaria proponen el desafío de dejarse llevarse por el ritmo de las mareas que impone el mercado o resistir, adosándole a la acción meramente artística la de ser un operador intergeneracional que analice las obras, las seleccione y proponga para que el diálogo múltiple, enriquecedor, suceda.

No cabe dudas de que quien propicia semejante escenario no puede ser llamado sino maestro/a. Por suerte para los pueblos, son varios los que se dedican a esta labor docente, pese a que siempre parece más fácil adaptarse a las modas. En el caso de Teijeira, asume esta misión con un espíritu transformador de lo heredado, en el que el estudio de los legados, la investigación en el acervo regional, el dominio del instrumento y la interacción de las subculturas popular y académica en relación al hecho musical, se funden, como los brazos de un río al curso principal.

Silvia Teijeira, pianista y docente. Foto de Juliana Faggi.

Momentos

Si bien los eventos de presentación de los productos son circunscriptos, encierran procesos investigativos de largo aliento. Por ejemplo, la selección de las once partituras de autores entrerrianos y su posterior transformación en el libro “Entre Ríos, música de mi terruño” insumió tres años de un trabajo en equipo e interinstitucional, que integró al Instituto de Formación Docente Escuela Municipal de Música “Justo José de Urquiza” de Victoria, al Área Gráfica del Centro de Producción en Comunicación y Educación de la Facultad de Ciencias de la Educación y al Consejo General de Educación.

Con la materialización de este objetivo editorial, los espacios de formación de músicos producen una incorporación trascendental a su patrimonio bibliográfico y pedagógico ya que, desde entonces, a la hora de la verdad, cuentan con un puñado de creaciones de compositores del hoy y del ayer que recuperan estilos folclóricos de estas tierras, versionadas para piano por Teijeira, con las que podrán orientar una formación que se nutra de la riqueza existente en las profundidades de la cultura comarcana.

Con la misma dedicación, la artista se encuentra preparando su próximo material discográfico, que se llamará “Libre”. Nuevamente, la integración de los temas que serán parte de la producción y la traducción del original al piano significan un agregado de valor para las piezas y la visibilización de un cancionero y de los compositores, que merece destacarse por el aporte que significan.

En efecto, producir una versión, entendida en los términos de Teijeira, no implica sólo traducir una melodía para que pueda ser ejecutada por otro instrumento: entraña un trabajo de deconstrucción musical, estética y política del original, de la obra del autor y de las características del instrumento utilizado. Una vez identificadas, reconstituye las partes al subrayar sus rasgos destacados, a veces por el énfasis, otras por una técnica que sigue depurándose.

Mientras espera que estén dadas las condiciones para ingresar a la sala de grabación y de edición, Teijeira ha estado presentando el material en público. Los encuentros derivaron en tertulias amables, en las que las disciplinas artísticas se entrecruzaron hasta conformar una ceremonia amistosa donde la palabra define y la música proyecta.

En Paraná, fue en el Círculo Médico, con muy buen suceso; pero también en otras localidades como Libertador San Martín, por citar una geográficamente próxima. En todos los casos, la pianista construyó un clima en el que recuperó gestos de la tradición oral como leer textos a manera de prólogo, para dialogar desde ahí con los asistentes y sus pertinencias sensibles, lo que pone en otro sitial a la experiencia de tocar y de escuchar música.

Así, Teijeira completó con la palabra dicha el componente que pareciera faltarle a la ejecución instrumental. En unas ocasiones, llamó la atención sobre la letra de la canción a interpretar; en otras, se detuvo en un verso o, más microscópicamente, en una imagen poética y hasta en un verbo. En sus intervenciones, también compartió aspectos de la vida de los compositores o puntos de vista suyos sobre cuestiones como las tradiciones popular y académica dentro de la música o el valor del esfuerzo que, mientras hacían pensar, ayudaban a imaginar el sustrato experiencial de la artista.

En lo estrictamente referido a su vínculo con el piano, Teijeira dio cuenta de un dominio elogiable de las posibilidades expresivas del instrumento, gracias a un doble proceso que se intuye: una exploración profunda en los repertorios populares y un estudio exhaustivo y sistemático del nervio académico de la interpretación.

Esa operación múltiple edifica en la artista una perspectiva que la convierte en investigadora sin que se arrogue semejante caracterización, mientras deleita a sus auditorios con un estilo personal y refinado. Revestida de un aura sutil, Teijeira toca el piano como si estuviera vestida para la gala; pero siente, piensa y vive como una trabajadora de la cultura y una docente. Por eso, con renovada expectativa, se aguarda su nuevo trabajo.

La frase 

“En su vínculo con el piano, Teijeira da cuenta de un dominio elogiable de las posibilidades expresivas del instrumento”.

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