viernes , 3 mayo 2024
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Llevar culturas provincianas en una valijita musiquera

Expresión de un proyecto que no se limita a los aspectos estrictamente profesionales, la entrerriana Silvia Teijeira, la bonaerense Débora Barbuto y la neuquina Fernanda Sandoval ha conformado Pianistas Federales y, como tales, han ganado un concurso nacional que les ha permitido tocar en el Centro Cultural Kirchner. De esa experiencia y de la propuesta que la anima, trata la siguiente nota.

Redacción EL DIARIO
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Ciertos acontecimientos que viven los artistas de la región no suelen ser debidamente valorados. A veces, la vorágine por la supervivencia provinciana hace que algunos eventos significativos sucedan sin que la comunidad los pondere en su real dimensión. Puede que algo de eso haya ocurrido con la experiencia de la intérprete, compositora y arregladora
Silvia Teijeira que, como parte del proyecto colectivo Pianistas Federales, accedió a la posibilidad de tocar como solista y a seis manos en recitales que tuvieron lugar en el Centro Cultural Kirchner, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Haber sido parte de una propuesta que ganó un concurso nacional al que se inscribieron unas 2.500 artistas ya es un estímulo formidable, a lo que se agrega el entorno (la acogedora sala La cúpula y la deslumbrante La ballena azul), el público, la organización y la logística, lo que incluye la ejecución de un instrumento de condiciones excepcionales.

EL DIARIO entrevistó a la música entrerriana, que se dio el gran gusto de proponer viajes musicales por culturas argentinas subalternas, en el corazón mismo de la República. A continuación, una síntesis de la charla mantenida.

-¿Qué es Pianistas Federales?
-Es un proyecto colectivo conformado por tres pianistas: Fernanda Sandoval de Neuquén, Débora Barbuto de Buenos Aires y yo, Silvia Teijeira, de Entre Ríos. La música y la docencia cruzó nuestros caminos, geográficamente distantes, allá por 2019. Recitales, talleres, los
repertorios de interés común, el lugar desde donde miramos el mundo y las charlas compartidas fueron haciendo emerger coincidencias. Primero conocí a Fernanda y luego a Débora: las tres nos entendimos enseguida. Y nos entusiasmó la idea de hacer huella por separado y, cada tanto, empujar todas del mismo carro.

-Y, mientras esos vínculos artísticos y humanos se consolidaban, surgió la pandemia…
-Sí, es verdad. De todos modos, la virtualidad nos permitió reunirnos y compartir vivencias y experiencias que teníamos como mujeres músicas que nos expresamos como intérpretes, compositoras, arregladoras, docentes y gestoras culturales. Encontrábamos muchas similitudes en las experiencias que transitábamos cada una en su lugar de residencia y en los ámbitos de desarrollo laboral, a su vez tan distantes entre sí como son
la Patagonia, Buenos Aires y el Litoral.
También, coincidimos en el concepto de Federalismo Cultural, convencidas del valor de las culturas regionales y la importancia de su circulación y difusión. En esas largas charlas por videoconferencia, aparecieron también las dificultades que debíamos atravesar como mujeres en el desarrollo y proyección laboral y en otro aspecto muy particular: lo que sucedía al finalizar recitales.

CONEXIONES

-¿Y qué pasaba?
– Que otras mujeres se acercaban a conversar, interesadas en conocer cómo es que habíamos hecho para dedicarnos a la música en la composición, los arreglos y el salir a tocar, siendo mujeres; que tocábamos músicas de nuestras regiones y lo que implica ser solistas de piano. Ellas nos contaban muchas de sus dificultades para dedicarse, siendo mujeres, a hacer música y trabajar como tales. También nos expresaban la motivación que les generaba nuestra propuesta y ver que era posible aún siendo mujer.
Eso, más el deseo de compartir en el desarrollo artístico laboral, nos hicieron pensar en generar un proyecto donde podamos expresarnos en un formato solista y de piano a seis manos proyectando los sonidos propios de las regiones y territorios de los que procedemos.

-¿Hacia allí apunta lo de federalismo cultural?
-Sí. Podríamos sintetizar que somos tres compositoras, arregladoras, intérpretes, gestoras, productoras y docentes, que estamos convencidas del valor de las culturas regionales y la importancia de que circulen y se difundan. Y, en igual medida, la mirada de género, en la interacción constante con el medio laboral y las mujeres que nos escuchan y se referencian positivamente en nuestro camino.
Así, Pianistas Federales es una propuesta que se desarrolla desde los escenarios y en espacios creados para el encuentro reflexivo y de gestión, en torno a estos tres aspectos: el artístico laboral, la cuestión de género y el federalismo cultural.

EN EL HORIZONTE

-¿Qué objetivos musicales persiguen?

-Brindar desde el piano solista y en el piano a seis manos, un repertorio popular, que forma parte del universo de ritmos, formas musicales, sonoridades, identidades, constitutivas de la “música argentina”, tan rica, diversa y compleja como nuestra sociedad, geografía, historia y presente.
Dentro de nuestra propuesta, tanto en la expresión solista como a seis manos, se incluyen especies tan diversas como el chamamé, el rasguido doble, la galopa, el valseado litoraleño, el tango, el vals criollo y la milonga, el estilo, la tonada norteña, la cueca campesina y la canción cordillerana.
Esta es nuestra manera de expresar el federalismo cultural musical y artístico del cual la cultura porteña forma parte, de manera integrada a una dimensión identitaria musical, nacional más amplia, e incluye Latinoamérica.
La inclusión de varias compositoras nos permite desarrollar, simultáneamente, el eje de la cuestión creativa vinculada al mundo de la mujer dado que pretendemos integrar el rol protagónico de la mujer como artista y creadora a una sociedad constituida por ciudadanos de géneros diversos, que requiere de una completa igualdad de posibilidades, en un contexto que demuestra la necesidad de seguir fortaleciendo esta idea frente a las desigualdades imperantes todavía en diversos ámbitos, incluidos los culturales y artísticos.

-¿Cómo aparece Pianistas Federales en el festival Suban?
-Suban es una propuesta del Centro Cultural Kirchner (que depende del Ministerio de Cultura de la Nación), con la modalidad de concurso, a la que accedimos a través de una convocatoria, inscribiéndonos en el Registro Federal de Cultura.
Nosotras nos postulamos en el concurso de música Suban, para 2022 y somos una de las 30 propuestas musicales de todo el país, que fuimos seleccionadas como ganadoras. Además de participar de la programación del Centro Cultural Kirchner, se otorga un estímulo económico a cada proyecto ganador.
La Comisión de evaluación, estuvo integrada por Luisina Bertoldi, Gabriela
Borrelli Azara, Julieta Laso, Lucía Patané y Bárbara Recanati. Y, como
representante por la Autoridad de Gestión y Aplicación, Susy Shock.

-Debe haber habido mucha competencia…
-La selección de las 30 propuestas se realizó entre otras 1.954 postulaciones que fueron consideradas admisibles, de un total de 2.448 inscripciones presentadas.
Como parte del premio, Pianistas Federales fue parte de la programación de Nosotras movemos el mundo. Fue un recital en La Cúpula, el viernes 3 de marzo.

INDELEBLE

-¿En qué consistió la actuación?
-Iniciamos con un tema a seis manos. Hicimos La Jadinera y Tonada chilena de Violeta Parra, en una versión escrita por Débora Barbuto. Luego cada una de nosotras tocó su parte solista y cerramos con dos temas a seis manos: una versión de El cordillerano, un vals de Don Pancho Villamán, cantautor neuquino, escrita por Fernanda Sandoval y una versión de Pajarillo verde, un joropo popular venezolano, en versión escrita por Adriana Leguizamón.
Fue un vendaval de emociones, una experiencia muy querida y enriquecedora en todos los sentidos. Tocamos en un piano acústico muy lindo, bien afinado, mecánicamente impecable, lo que permite lograr sonora y expresivamente lo que una le pide al instrumento.
El auditorio, la sala llamada La Cúpula, es muy lindo, con su forma circular y esos vidriados que permiten entrar la luz de modo tan bello. A su vez, las vistas de la ciudad desde esa altura son preciosas.

-¿Cómo fue el evento como tal?
-Muy organizado. Participamos grupos musicales muy diferentes y también hubo expresiones literarias, que se sucedieron alternativamente. El público fue muy cálido, receptivo, respetuoso, entusiasta y expresivo con todas las propuestas.
La verdad es que nos encantaría tener la posibilidad de tocar más seguido en ámbitos así, con instrumentos de esa calidad, en ese estado de conservación. Es muy importante para el desarrollo artístico de músicas y músicos; y también es significativo que el público pueda tener acceso a escuchar propuestas como la nuestra, en condiciones tan propicias, ya que
ello genera un crecimiento colectivo, cuando sucede con continuidad. La verdad es que disfrutamos mucho tocando juntas. Nos sentimos muy felices.

ANTECEDENTES

-¿Es el primer premio que logra Pianistas Federales?
-Esta convocatoria al concurso Suban fue la segunda. En la primera edición fuimos seleccionadas para realizar el Primer encuentro de músicas populares, que se hizo en el Complejo Cultural de Cipolletti, el 11 de marzo de 2022. Pianistas Federales fue la anfitriona de músicas que llegaron desde Río Negro, Neuquén, Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires, además de nosotras que representamos a CABA, Neuquén y
Entre Ríos.

-¿Cómo surgió la posibilidad de participar de la apertura del acto de inauguración Nosotras Movemos El Mundo?
-Para nosotras fue una sorpresa y una gran alegría que nuestra propuesta haya sido elegida para abrir un acto de tamaña envergadura, con el aditivo de que fue en La Ballena azul. Lo vivimos con mucha intensidad, más allá de la significación que tiene para nosotras en el aspecto estrictamente laboral.
Fue un evento estrictamente pautado en forma, tiempos y protocolo, porque estuvo a cargo del Presidente de la Nación junto al Ministro de Cultura y la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, con la presencia de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, numerosa cantidad de funcionarios, el colectivo LGBTIQ+, representantes del movimiento de mujeres campesinas y público en general.
Parte del camino que elegí como música, me permite tocar en lugares muy diversos: un sala acondicionada, una plaza, un salón modesto preparado con cariño, la vereda de una institución, un teatro. Son situaciones muy diferentes entre sí.
Tocar siempre es un acto sagrado, sea donde sea. Lo vivo y pienso así, además de la alegría. Desde esa vivencia y concepción preparo los recitales en la música y la palabra.
De todos modos, lo ocurrido en el CCK fue un hito que viví de modo personal y que disfrutamos también grupalmente.

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