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Varelli: “El acordeón es parte de la vida que uno ha sembrado”

Raúl Varelli es un acordeonista de la ciudad de Paraná.
Raúl Varelli es un acordeonista de la ciudad de Paraná. Es un músico reconocido del país y del mundo. Desde hace 50 años se dedica a la enseñanza del acordeón, trasmitiendo su amor por este instrumento, buscando los mejores métodos de estudio para formar músicos y maestros. 

Oscar Raúl Peralta concurría a la escuela Belgrano, cursaba los primeros grados de la primaria y apresuraba la vuelta a su casa para merendar y escuchar la radio. A las 5 de la tarde tenían un espacio radial acordeonistas de Rosario, que cautivaban a este niño. Al poco tiempo comenzó a estudiar acordeón, y a los 14 años cambió su pantalón corto para sumarse a distintas agrupaciones con su acordeón. Las primeras participaciones entusiasmaron al adolescente que soñaba con recorrer el mundo con su acordeón, mientras buscaba un nombre artístico más afín con el instrumento. Raúl Varelli fue el seudónimo elegido por el joven músico, que sumaba presentaciones y se interesaba por estudiar. Desde entonces, Varelli nunca se detuvo y en su estudio musical, ubicado en calle Echagüe 861 recibió a BIEN!, hizo un repaso de su trayectoria y adelantó que está planeando un festival para celebrar los 50 años con la enseñanza del acordeón.

Varelli en diálogo con Bien! Fotos: Melina Londero

—¿Cómo nace su afinidad con el acordeón?

—Yo iba a la escuela primaria y escuchaba en la radio un programa “El sonido del acordeón”, cuando el acordeón estaba en su apogeo por las orquestas. Recuerdo con una silla chiquita imitaba el teclado mientras escuchaba la radio. Yo sentía amor por el acordeón, y ese amor se brinda con el oficio de la enseñanza para que otro sienta lo que uno siente. Es enseñar de corazón, y eso se transmite en el alumno. 

—¿Cuándo comienza a estudiar acordeón? 

—Empecé a los ocho años con el maestro Cándido Cagnani, estuve dos años en los que no me daba el acordeón porque decía que yo era muy chiquito. Siempre fui petiso, —dijo entre risas. Me venía caminando desde la zona de los cuarteles, donde yo vivía hasta las Cinco Esquinas, frente al Cristo, que tenía al maestro. Después me enteré que estaba la Academia de Acordeón Fertonani con la dirección del maestro Octavio Castellano. Y ahí me anotó papá, y enseguida me dieron la correa. Yo ya sabía leer música, arranqué con todo y me recibí y no paré más. Seguí tomando clases particulares con el maestro Alfonso Erni, de Esperanza, que también venía Paraná. Y luego cuando trabajaba en la Sinfónica como secretario del maestro Reinaldo Zemba, estudié armonía con el maestro Juan José Echayre. 

—¿Cuándo surgen las presentaciones en público?

—A los 14 años, cuando usaba pantalón corto y me dieron uno largo porque era poco serio que tocara un jovencito. El grupo se llamaba Copacabana y mi primer baile fue en Aldea María Luisa. Después tocábamos por todo Entre Ríos, Rosario, en las radios LT 14 y LT 27. Y también para los carnavales, eran siete días de festejos. Hice giras por Corrientes, Monte Caseros, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Rosario.

—El músico empieza a incursionar en la enseñanza, ¿cómo se dio?

—Recuerdo que estaba en un baile en Federal, ya eran las 4 de la mañana y los chiquitos se sentaban adelante en el escenario para escuchar el acordeón y me miraban entusiasmados. Ahí pensé que sería bueno comenzar a enseñar. Muchos aprendían solos, como podían porque no había un maestro. 

Mis primeras enseñanzas las hice a domicilio, iba en moto, después en un Citroen, pero llegaba al alumno. Y después, gracias al maestro Elvio Rodríguez tuve un lugar en el club Talleres, donde enseñábamos juntos. Luego fui a un espacio en calle Gualeguaychú, donde alquilaba por mi cuenta, después pasé a calle Belgrano, a calle Alem y después acá, en calle Echagüe. 

—El estudio no se detiene…

—Yo siempre estoy con el acordeón. En los viajes a Europa, en Italia fui a las academias y charlé con varios maestros. Me preparé, siempre fui inquieto en buscar elementos para crecer y para traerles a mis alumnos. He buscado nuevas metodologías para el acordeón. Disfruto de enseñarle a mis alumnos.

Reconocimientos

En Italia, Raúl Varelli fue destacado como el primer maestro de Sudamérica, y en el 2014 estampó su mano en el Museo del Acordeón en Recoaro. “También fui invitado por el director del museo, Elio Bertolini, para dar una conferencia como maestro. Siempre los alumnos que he mandado, me han representado muy bien. El acto se hizo en la acera y fue toda una mañana de honor”, comentó.

Luego agregó: “A mí me gusta el acordeón y me encanta la enseñanza. Y gracias a Dios, he tenido alumnos que han ido a competir a a Europa y han salido ganadores. Un verdadero orgullo, como José Benavidez, Aldo Taborda, Luis Farías.

Varelli además, ha integrado los jurados de los certámenes competitivos de acordeón que se ha realizado en Italia, donde además ha dado conciertos. “He andado por varios lugares y he hecho acuerdos con las fábricas, que muchas veces me llamaban para que vea los productos”. 

Por estos días, Varelli está probando en su estudio un acordeón digital. “Acabo de hacer un video para para una fábrica de acordeones de Italia, Musitech, porque salió el acordeón digital, electrónico, que pesa sólo cinco kilos”.

La música en el país

—¿Cómo ve el desarrollo del acordeón en el país?

—El acordeón es un incremento que no se va a perder, porque hay sangre de todos los europeos que tenemos los argentinos. Es un crisol de razas nuestro país. Se escucha un acordeón y entra por el oído toda una cultura y lo incorporás. Pasa que se trata de un instrumento muy caro, pero hay muchos chicos que inquietudes para tocar el acordeón. Esto es como armar una familia, que no se caiga. Yo tengo muchachos que han estudiado mucho, que son aviadores, médicos, que siguieron otros caminos pero nos juntamos cada tanto y es hermoso. El acordeón es parte de la vida que uno ha sembrado y va levantando sus frutos. 

—¿Costó la vida con la música? 

—¿Sabes qué cuesta? Que te entiendan, son dos cosas distintas. Tocar el acordeón fue mi anhelo de chico. Pero está lo comercial y la pasión. Muchos vienen porque te ven entusiasmado, piensan que si vos tocás todo, va a haber trabajo. Y por ahí si la banda no funciona, hay que cambiar y lo que cuesta es mantener al músico. Compartir en la misma sintonía. Nosotros compartíamos de ese modo con el Quinteto con Marcos Rubio, José Benavidez, Florencia Herrera, Mario Monsalvo. Actualmente, seguimos tres, todos con las mismas ganas, con Florencia, José y yo. Hacemos música de los inmigrantes, de todo hacemos, pero no música bailable porque el acordeón es para escuchar. Y además, tocamos como solistas. Es un instrumento multigenérico, imita distintos sonidos.

Medio siglo del Estudio Varelli

Este año el Estudio Raúl Varelli, ubicado en calle Echagüe 861 de la ciudad de Paraná, cumple 50 años. Allí se dictan clases de acordeón, guitarra criolla y eléctrica, batería, bajo eléctrico y ukelele. 

“En septiembre, tengo pensado hacer un festival con mis egresados. Me voy a dar el gusto de poner a mis alumnos, que realmente están a la par. Trabajar con los alumnos es lo que más me entusiasma porque vienen solos. No hay que pedirles que estudien, llegan queriendo aprender”.

“El acordeón es parte de mi cuerpo. Me provoca todas las emociones, desde una alegría inmensa hasta una gran tristeza al ejecutar los temas. En los carnavales disfrutaba al ver la alegría de la gente, cómo se divertían con la música de este instrumento. Me asombra todo lo que puede desencadenar con sus sonidos”, dijo Varelli.

Breve bio

Oscar Raúl Peralta nació el 28 de octubre de 1949 en Paraná. Su nombre artístico es Raúl Varelli. Es hijo de Osvaldo Eusebio Peralta y de Rosario Lima Balboa, ambos fallecidos. Hermanos: Omar Alcides y Norma Ofelia, también fallecidos. Está casado con Graciela Beatríz Dalinger y tienen dos hijos, Viviana Rosario y Raúl Adrián Peralta, y cinco nietos, Florencia, Santiago, Tiziano, Juliano y Siriana. 

Cursó la escuela primaría en la Belgrano y la secundaria en la José Martí. 

Ha participado en distintos festivales del país y del mundo, siendo reconocido por su trayectoria como músico y maestro de acordeón.

Ha grabado numerosos discos y ha integrado distintas agrupaciones y orquestas, entre las que se destaca la primera orquesta en Argentina, llamaba Fisorchestra Marchegiana de Casilda. 

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