domingo , 28 abril 2024
Home Bien! La Juanita, otro destino de pesca y sosiego
Bien!

La Juanita, otro destino de pesca y sosiego

Las piedras blanquecinas de diferentes tamaños, como brotadas de la playa, son un sello característico de este paraje. Foto: Mónica Borgogno

A pocos kilómetros de Paraná, saliendo por ruta 11 hacia el sur, se puede hacer una escapada de horas, simple, con el solo fin de reposar al sol, tirar un mojarrero o caminar por las orillas del Paraná.

Redacción BIEN!

[email protected]

Antes de salir a conocer La Juanita, es importante aprontar el mate y algún repelente, por las dudas. Esto último es válido para cualquier destino ribereño, se sabe.

En este caso, el camino hasta llegar al río, para quien lo hace por primera vez, es un poco intrincado pero ante la duda, preguntando un poco, se llega fácil. Desde Paraná, hay que tomar la ruta 11, pasar Oro Verde y seguir hasta Colonia Ensayo. A la altura de la YPF, se dobla hacia la derecha y a un par de kilómetros se leerá un cartel a izquierda que indica La Juanita. Se toma por ahí, se continúa entre curvas, lomadas y alguna que otra polvareda que levanta un vehículo que nunca falta y gusta pasar a toda velocidad. Si bien el camino puede asemejarse a un recorrido de rally, se disfruta mejor yendo más despacio. Así se pueden descubrir cardenales con sus llamativos copetes, que iluminan el paisaje de los campos y árboles aún amarronados y despojados.

Si les genera dudas y temen no llegar, para no errarle pueden preguntar como para despejar inquietudes, y listo. En la zona, todos saben cómo arribar a la costa y conocen bien este tradicional rincón conocido por el pique que aquí abunda.

Hasta el lugar suelen llegar grupos de amigos con sus hijos más chicos, familias, parejas o grupos de amigas. Es que es un paraje para ir a otear el horizonte al amanecer o atardecer, organizar un fueguito –y luego tener el cuidado de apagarlo bien-, clavar las cañas y aguardar a que pique algún pez distraído y hambriento, descubrir los recovecos y formas curiosas de las piedras calizas que como meteoros de distintos tamaños, pueblan estas pequeñas playas.

Los más pequeños juegan a salpicarse o hacer casas de arena húmeda y palitos, mientras los más grandes estiran las conversaciones y la jarana que sobreviene después del almuerzo campestre.

Antes de llegar al río, hay que decir, se pasa por la explotación de una cantera que desde hace unos años genera preocupación entre los vecinos del lugar, más precisamente del barrio cerrado La Juanita, que está en las inmediaciones del acceso público a la costa.

Un kilómetro después del barrio privado, aproximadamente, un puñado de casas de cara al río y lanchas de pescadores estacionadas, anuncian que se llegó al destino. Un pequeño santuario que honra la memoria de algunos habitantes del paraje, sobresale entre el paisaje agreste y humilde.

Foto: Monica Borgogno

Una vez allí, como es zona de barrancas, se deja el auto en una suerte de playón un tanto abandonado y se puede elegir bajar hasta el río por un senderito de yuyos, de esos que marcan los que siempre pasan por el mismo lugar. Otra posibilidad es caminar por entre las casas de los baqueanos de la zona y bajar por unas escaleras de piedras. Desde aquí se bajan embarcaciones de todo porte para salir de pesca o pasear.

De vez en cuando una lancha a motor surca el medio del río y renueva el movimiento del agua. De lo contrario, en un día soleado y de poco viento, impera la quietud.

En fin, es una escapada que cuando el estado de ánimo impone un poco de soledad y calma, resulta ideal. Siempre tener el río tan cerca, ver, sentir y escuchar sus leves ondulaciones, nos devuelve a la vida diaria, con otra sensibilidad y ritmo. Es que fugar hacia el agua y la tierra, no es otra cosa más que un modo de buscar y reconciliarse con las cosas más importantes del vivir.

Balconadas únicas

Tanto La Juanita como el paraje La Jaula están dentro del área de Colonia Ensayo, y son los dos destinos más visitados por pescadores avezados o principiantes.

De generación en generación, quienes son habituales visitantes, fueron pasando y compartiendo el dato y así, uno y otro, se fueron convirtiendo en rincones privilegiados que dan al río.

A La Jaula, cabe recordar, se accede por el mismo camino a derecha que sale de la ruta 11 pero hay que continuar y hacia el final, virar hacia la derecha, pasar el viñedo Los Aromitos y un mirador y bajar hasta desembocar en el Paraná.

Related Articles

Gerardo Farías: “El canto me ha dado cosas grandiosas” 

El músico paranaense Gerardo Farías cuenta con 47 años de trayectoria. Comenzó...

La vida y la danza en la misma sintonía 

Conectar con el propio cuerpo, con el entorno, con los otros. Deconstruirse...

La conmovedora historia de Arthur, el perro callejero de Ecuador 

Su viaje, que comenzó con una simple albóndiga compartida y culminó en...