sábado , 27 abril 2024
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El cementerio, olvidado museo a cielo abierto

Durante años, Carlos Menu Marque trabajó por el rescate patrimonial del cementerio.

Los proyectos para convertir la necrópolis local en un museo a cielo abierto no pueden olvidar el aporte de los que se esforzaron por poner en valor semejante patrimonio, como el del arquitecto Carlos Menu Marque.

Griselda De Paoli

Especial para EL DIARIO  

Desde los años ‘60 se fue generando una nueva manera de abordar el espacio museal, pensándolo desde una concepción más flexible, entendido como abierto a la comunidad, y dinámico. Se puso el acento entonces en la participación de los ciudadanos como intérpretes y mediadores de la propia cultura, incorporando al concepto tradicional del edificio como eje, la consideración de los espacios abiertos de interés museístico.

Nos hace saber la especialista en Turismo Alba M. Martín Fernández, que “los cementerios son lugares diferenciados y singulares, ligados no solo a la melancolía y al duelo, sino también a la memoria, puesto que a partir de ellos podemos explicar la historia de las localidades y de los habitantes como individuos culturales y sociales”.

El Cementerio Municipal de Paraná es de hecho un museo a cielo abierto. Podemos decir que su puesta en valor fue impulsada concretamente desde 2014 con las convocantes visitas guiadas a cargo del recientemente fallecido arquitecto Carlos Menu Marque. El profesional expuso largamente la necesidad de su formalización en febrero de 2020, cuando presentó el proyecto Puesta en valor del Cementerio Histórico Santísima Trinidad – Museo a cielo abierto Interactivo”, para su implementación. Fue frecuente fuente de consulta, a las que accedió con total predisposición, no implicando con ello ceder la propiedad intelectual del proyecto .

Con fecha 23 de junio de 2021, hay un proyecto presentado ante el Concejo Deliberante, destinado a crear el “Museo a Cielo Abierto del Cementerio de la Santísima Trinidad”. Desearía poder aplaudir la propuesta, como respuesta a un largo anhelo, y así encaré esta nota. Al leer sus fundamentos, con sorpresa encuentro que se apela a una gran cantidad de antecedentes de otros países, provincias, ciudades, pero no hay una sola mención a los antecedentes referidos a nuestro propio cementerio que ha sido recorrido por unas 7.000 personas de la mano de Menu Marque, a quien no se menciona. Solo se repara en “la actual labor que viene realizando la Dirección de Museos y Patrimonio Histórico de la Municipalidad de Paraná, al entenderlo como un territorio de referencia histórica, artística y simbólica. A partir de las aproximaciones e investigaciones que han realizado los profesionales de la mencionada Dirección”.

Empecé escribiendo sobre lo bueno que era la continuidad de una propuesta que estaba claramente cimentada, capitalizando y valorando lo realizado antes. No hallé nada de esto en los fundamentos. Tal vez el autor del proyecto de ordenanza pueda corregir esta incomprensible omisión.

Poner en valor, preservar y promocionar nuestros bienes culturales, tangibles e intangibles, es cosa esencial y ello requiere de especialistas y de un urgente programa de preservación que evite pérdidas y deterioros y, sobre todo, que sea sostenible en el tiempo y abrigue la conciencia acerca del alto valor y el carácter único que posee el patrimonio histórico común.

Tuve la necesidad de traer la palabra del arquitecto Menu Marque que tiene detrás un coro formado por todos aquellos que escucharon su propuesta en los recorridos. El testimonio está tomado de un video de You Tube, del 10/11/2020. https://www.youtube.com/watch?v=5SWeucB4IIY

Dice Carlos Menu Marque:

“Hay una disposición de 1824, que prohíbe a nivel provincial seguir sepultando en los poblados, en las villas y en el interior de las iglesias, precisamente por razones de higiene y decoro y autoriza la creación de cementerios.

“Para esa fecha, el cementerio formado en el solar que ocupa la Catedral, cubría ya casi toda la manzana, alrededor de la iglesia, frente a la plaza.

“Entonces, se compran terrenos que estaban muy alejados del poblado y el cura Dionisio Álvarez crea este cementerio; y lo consagran en la Navidad de 1825, bajo la advocación de la Santísima Trinidad, aunque lo conocemos como Cementerio Municipal.

Durante años, Carlos Menu Marque trabajó por el rescate patrimonial del cementerio.

Almanaques

“Comenzó a funcionar en marzo de 1826. No fue planificado y fue creciendo junto con la demanda de mayor superficie, que era atendida acotada a las restricciones impuestas por el fuerte contexto religioso católico que dominaba su administración con disposiciones acerca de quién podía ser enterrado dentro del cementerio y quién no, decisiones que en ocasiones plantearon grandes conflictos, hasta transformarse en lugar laico en 1890.

“En los años en que Paraná empieza a recibir los primeros inmigrantes con oficio, que eran constructores formados, es cuando se empiezan a dar alternativas para quienes eran sepultados en este cementerio. O se era sepultado en tierra o, quienes podían darse el lujo económico, contrataban a uno de estos maestros y así se hacen los primeros sepulcros quedando el lujo plasmado en la colocación de placas de mármol talladas y cruces de herrería a remache, de fundición, que en general eran importadas de Europa, mientras que en las sepulturas en tierra el lujo estaba en la cobertura de mármol tallado, con bellos relieves.

“Ya hacia 1860 aparecen otras variantes en los sepulcros con la incorporación de una pequeña capilla u oratorio al frente y un remate de pequeñas cúpulas sosteniendo la cruz. De allí se pasa a la construcción de panteones, el primero es de 1867, con un volumen edilicio importante y cuatro fachadas.

“En 1878 se amplía con dos grandes incorporaciones de terrenos, y hay dos etapas más de expansión del espacio. Se adopta luego el concepto de las criptas y se va dando una gran mezcla de estilos y modas en las construcciones. 

“La ciudad de Paraná fue extrapolando, muros adentro del cementerio, su estilo de vida y status social. También está la marca del impacto inmigratorio, plasmada en las bellísimas construcciones de los panteones de mutuales y asociaciones.

“La construcción de los primeros panteones municipales de nichos puede verse como la democratización de la sepultura ya que es el Estado municipal quien aparece ofreciendo a la población una alternativa a la sepultura en tierra.

“Este cementerio alberga una cantidad de obras de arte funerario, magníficas piezas de mármol y elementos de valor artístico como la herrería en bronce, esculturas en mármol, que nos dan una imagen de lo que fue el apogeo de una época. No faltan rarezas como una cruz celta de mármol. Piezas únicas.

“Los recorridos para mostrar a la gente este patrimonio común, que tiene otras lecturas, más allá de su relación con la muerte y el dolor, deben verlo como un verdadero museo a cielo abierto, así lo tengo conceptuado y lo he tratado de comunicar permanentemente.

“En las recorridas que hemos hecho, más o menos el 70% de los concurrentes eran jóvenes y eso me enorgullece porque justamente a esas cabezas es a las que apuntaba este proyecto de difusión del patrimonio del cementerio”.  

“La ciudad de Paraná fue extrapolando, muros adentro del cementerio, su estilo de vida y status social”.

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