martes , 10 diciembre 2024
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Dardy, un anfitrión de brazos abiertos

Fotos: Juliana Faggi
Eduardo “Dardy” Escouboue llegó a Puerto Sánchez para enraizar su vida junto al Paraná. Foto: Juliana Faggi
Hace sesenta y cinco años que Eduardo “Dardy” Escouboue llegó a Puerto Sánchez para enraizar su vida junto al Paraná. En la niñez comenzó a pescar. Sus atributos cocinando pescado, lo llevaron a cocinar en las cantinas de algunos clubes. Fundó “La Peña de Dardy”, el primer comedor de pescado del mítico barrio ribereño, que es visitado por los turistas que llegan a la ciudad con intenciones de saborear un buen plato de la zona. 

Eduardo “Dardy” Escouboue nació en la zona del Hipódromo de la capital provincial, y siendo niño con su madre y sus hermanos se mudaron a Puerto Sánchez. Recuerda que vivián en una humilde casita junto a la escalera del barrio, que comunicaba la costa con Avenida Ramírez. Cursó la escuela “hasta donde se pudo porque había que trabajar”, dijo a BIEN! A los nueve años ya estaba en el agua, en la canoa, pescando para contribuir a la economía familiar. La vida en el río lo arraigó y nunca más se fue del barrio de pescadores. De adolescente comenzó a jugar al fútbol y se destacó en los equipos de Alumni y Ministerio, y alternó entre las salidas al río y los partidos. En el deporte cosechó amigos, que lo animaron a cocinar pescado en las cantinas de clubes locales hasta que fundó “La Peña de Dardy”. Es el iniciador de los comedores de pescado en la calle del Pescador, un referente de la gastronomía del pescado de la zona y un anfitrión del barrio que pretende algunas mejoras en beneficio de todos los vecinos. En diálogo con BIEN! expresó: “La Municipalidad podría hacer unas veredas y controlar que no se pierda el contacto directo con el río porque en algunos puntos ya ni se ve el agua”. 

―Dardy, ¿cuándo llega a Puerto Sánchez?

―Llegué en 1959, cuando todo acá donde estamos sentados era agua, ―señaló haciendo referencia a la Calle del Pescador―, pasaba el río que cortaba en el Thompson y salía por donde estaban haciendo el Túnel. Las casas eran ranchos, casi no había de materiales. Yo venía del Barrio Hipódromo, nada que ver con la costa del río. Acá vivía en la escalera, que hicieron en el 52-53. Era una escalera de cemento, la bajada principal de Puerto Sánchez. Todos bajaban por ahí, directo desde Avenida Ramírez, y había muchas casas de paseo, ranchos de fines de semana. Después esa gente se empezó a ir y los pescadores fueron ganando terreno. 

―¿Cuándo comienza a pescar? 

―Y a los nueve, diez años, de chico. En esa época fuimos hasta cuarto grado nomás a la escuela, no era como ahora. Había que hacer algo porque no había muchos recursos, había que trabajar. Con unos hermanastros nos íbamos a pescar. Había pacú en esa época, unos de 10-12 kilos, y no sacábamos ninguno porque eran pesados, por ahí alguno a las cansadas. 

Tiempos de juventud

Dardy no sólo contaba con paciencia, habilidades para navegar el Paraná y pescar, sino que supo demostrar sus condiciones deportivas en el fútbol. “A los dieciséis años empecé a jugar al fútbol. Jugaba en Ministerio pero tuve un accidente, me quebré y dejé”, lamentó. 

La inactividad en el deporte lo llevó a buscar otra ocupación. “Comencé a trabajar de ayudante con mi hermana, que tenía una pescadería. Hasta que en el 92 me vine a mi casa y puse otra pescadería”, comentó Dardy. 

La venta de pescado fresco no era la única tarea de Escouboue “En esa época iba a los clubes a cocinar, a hacer pescado los viernes y sábados. Me afinqué en Alumni”, ―donde además se desempeñó como presidente de la comisión directiva durante diez años. 

―¿Cuándo se instala aquí, en la Calle del Pescador?

―Acá, donde tengo La Peña, vine en 1982-83, estaba todo inundado. Le pregunté a un amigo si no me vendía este lugar que estaba lleno de agua y lo compré. Entraba y andaba en la piragua, fuimos rellenando, arreglando y así fuimos construyendo una parte de Puerto Sánchez. Y hoy, mirá lo bien que resultó. Levanté atrás, una piecita para mí solo y así empezamos. 

Los inicios de la Peña

Hace más de veinticinco años que Dardy fundó la peña que lleva su nombre, donde en el salón de su casa y frente al río, acomoda mesas para los comensales y ofrece un menú de pescado. Dardy se ocupa de todos los detalles, de atender a los proveedores, de la cocina y de los pedidos que recibe telefónicamente en el inalámbrico de línea fija, del que no se despega ni siquiera en la costa. 

Sobre los inicios de su comedor, contó a BIEN!: “Un día, mis amigos, Víctor Martínez y Mario Bianchini, me dijeron que por qué no comíamos pescado en mi casa, que no tenía que estar trabajando para otros. Así fue que comenzamos con la peña los martes, éramos siete u ocho. Yo no tenía nada de nada, ni mesas ni sillas, ni elementos de cocina, y mis amigos me ayudaron. Mi señora que trabajaba en el hospital de niños también ayudaba y había días que se iba amanecida a trabajar porque se quedaban hasta tarde. Y así empezamos, por ahí le pedíamos un vaso, una silla, algo a algún vecino”.

El de Dardy fue el primer comedor de pescado que se instaló en Puerto Sánchez. “Soy el hacedor de todos los comedores, el que dio el puntapié gracias a mis dos amigos, que me dieron una mano muy grande”, remarcó Escouboue. 

―¿La gente acudió a la convocatoria de “La Peña de Dardy”?

―Yo no me puedo quejar porque la gente siempre venía. Arrancamos sólo con los martes y se empezó a llenar. Toda esta calle era de tierra, no había asfalto. Si había barro, dejaban los autos en la entrada, venían caminando y llegaban todos embarrados, pero venían igual. Era un boom, la gente esperaba su mesa, no dábamos abasto. Los amigos venían a colaborar con lo que fuera y así encaramos los jueves, también de peña. 

Soy un agradecido de la vida, principalmente, y de la cantidad de amigos buenos que he tenido, que siempre estuvieron conmigo y me dieron una mano. Pero, como yo siempre le digo a mi hijo Exequiel, quien está conmigo en el comedor, no hay que joder a nadie y la recompensa es buena. Siempre agradezco a todos los que vinieron y los que vienen a comer acá, y a todos los que me han dado una mano

Identidad y canción

El músico y compositor Jorge Méndez escribió el chamamé “Canción a Puerto Sánchez”, que ha recorrido el mundo y ha hecho que se conozca este rinconcito de la ribera del Paraná. “Se despierta Puerto Sánchez/ en mi Paraná,/ la canoa pescadora/ se deja llevar”, así comienza la letra de la popular canción folclórica. “A Puerto Sánchez lo ayudó mucho la canción de Jorge Méndez, quien hizo que el lugar se conozca en todos lados. Un amigo, Jorge, quien venía seguido a comer aquí”, destacó. 

Luego agregó: “Acá viene gente de todas partes, tenemos de España, de Francia, unas chicas doctoras francesas son mis clientas y me han traído de regalo la torre Eiffel”. Luego añadió: “El otro día estaba comiendo un muchacho y me dice: ‘Te mandan saludos de Estados Unidos, dicen que han estado acá’. 

―¿Hay competencia entre los vecinos, entre los comedores de la zona?

―Mirá, yo no tengo competencia con nadie porque en los veintisiete años que tengo acá con el comedor, la gente viene. Anoche (jueves) había más de cien personas, no había lugar.

Hay que hacer las cosas bien, lo que pasa es que por ahí alguno hace las cosas mal y por ser de Puerto Sánchez caemos todos. Yo no me puedo quejar, todos los días que abro tengo gente. Mis padres me enseñaron que lo único que vale es la honestidad y ser derecho. 

Las transformaciones de Puerto Sánchez

Dardy ha sido testigo de las transformaciones del barrio costero y está esperanzado en que se siga avanzando. “Falta estructura, la Municipalidad tendría que preocuparse, acá hacen falta veredas. 

―¿Ha cambiado mucho Puerto Sánchez? 

―Sí, ha cambiado mucho. Algunos dicen que para bien pero para mí, no. Porque no han dejado lugares para mirar y acercarse al río. Además no tenemos estructura para esperar tanta cantidad de gente que viene por acá. Me parece que por ahí nos estamos pareciendo a una villa porque no nos ha quedado lugar para mirar el río. Desde algunos lugares no se puede ver la costa, y eso me preocupa. La Municipalidad tendría que tomar medidas con eso, y estudiar qué se puede hacer y qué no, para que todos puedan llegar hasta el río. Aquí hay una hermosa vista, -dice mientras señala el balcón natural que da al Paraná-, y mucha gente que pasea por acá se acerca a mirar el río. 

Los amigos, el gran tesoro

A los 70 años, Dardy tiene la dicha de conservar muchos amigos con quienes en la adolescencia compartió un partido de fútbol. “El fútbol lo único que me dejó, después de jugar muchos años en Alumni y Ministerio, fueron buenos amigos porque plata no ganábamos en esa época”, destacó Escouboue. Añadió que “hasta el día de hoy vienen muchos amigos de ese tiempo, de Belgrano, de Paraná, todos me visitan y nos ponemos a charlar de cosas de fútbol”, recordó con alegría. 

Para finalizar, remarcó: “Soy un agradecido de la vida, principalmente, y de la cantidad de amigos buenos que he tenido, que siempre estuvieron conmigo y me dieron una mano. Pero, como yo siempre le digo a mi hijo Exequiel, quien está conmigo en el comedor, no hay que joder a nadie y la recompensa es buena. Siempre agradezco a todos los que vinieron y los que vienen a comer acá, y a todos los que me han dado una mano”. 

Algunos secretos gastronómicos

“Para hacer un buen pescado, lo principal de todo es que el pescado sea fresco, eso es lo mejor. El pescado se puede hacer de muchas maneras, no sólo asado, milanesa, frito o en empanadas. También se lo puede hacer a la cacerola con un mandubé, como bife a la criolla porque es un pescado bárbaro. Todo pescado se puede hacer de muchas formas. Como decía, al mandubé se lo puede meter al horno, o le echan un poco de cebolla y se lo hace tipo bife a la criolla, queda exquisito y no le deja olor en la casa”, detalló el cocinero. 

Luego, añadió: “Ahora está viniendo dorado despinado, que también se puede hornear; y al sábado hay muchas formas de hacerlo”.

―¿Cuál es la especialidad que más aceptación tiene en el comedor?

―Cuando yo empecé hacía albondiguitas, las preparada en crudo, siempre con filet, lo mismo para las empanadas. Un día con las albondiguitas llegamos a hacer seiscientas, nos dábamos vuelta y todos nos levantaban la mano para pedirnos más y esa fue la última vez que hice. Era impresionante, no se podía creer. 

Ahora, los amigos dicen que si hago el quincho, haga albondiguitas porque eran un éxito total. Pero entre empanada, marinera, pescado frito, pescado asado, no daba el tiempo para nada. Pero hay gente que viene y come empanadas y marineras, nada más, son la debilidad de los clientes. Te digo, es una exquisitez, es lo mejor que hay. 

Breve bio

Eduardo Escouboue nació el 7 de agosto de 1953, en Paraná. Es hijo de Rosa Esther Leiva, de Diamante; y de Roberto Escouboue, ambos fallecidos. Es el cuarto de siete hermanos, cuatro varones y tres mujeres. Tiene un hijo, Eduardo Exequiel. Está en pareja con Carmen Noacco. 

Cursó la escuela primaria hasta cuarto grado, abandonó por cuestiones económicas y comenzó a pescar. 

Fue un destacado jugador de fútbol en Alumni y Ministerio. Se desempeñó como dirigente del club Alumni durante diez años. 

Es el dueño de “La Peña de Dardy”, el primer comedor de pescado de río de Puerto Sánchez. 

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