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La física, aliada clave a causas por los derechos humanos

“Willy” Pregliasco, aplica su formación científica al Grupo de Física Forense.

El investigador Rodolfo Guillermo “Willy” Pregliasco, que conduce el Grupo de Física Forense del Centro Atómico Bariloche, aseguró que poner la física al servicio de estas investigaciones es “mostrar que los hechos tienen una materialidad”. Desde su disciplina, el experto realizó aportes clave en causas judiciales emblemáticas como el asesinato de Miguel Bru, la represión de 2001 y la Masacre de Trelew.

Gabriela Navarra
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Hace mucho que Pregliasco es “Willy”. Empezaron a llamarlo así en la escuela y el apodo quedó para siempre. Este físico de 61 años comenzó su carrera universitaria en 1980, “cuando todavía la cana estaba en la puerta de la facultad”, recuerda, y vivió el rearmado del centro de estudiantes y la vuelta de la política a las aulas académicas posdictadura.
Tal vez por eso su camino tomó una dirección particular: Pregliasco está al frente del Grupo de Física Forense del Centro Atómico Bariloche -que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea)-, es investigador independiente del Conicet e integra el Programa de Ciencia y Justicia de ese Consejo.
Como físico forense, Pregliasco reconstruyó escenarios de hechos históricos vinculados con la vulneración de derechos humanos en Argentina y en diálogo con Télam-Confiar recorrió parte de esos caminos.

–¿Cómo se gesta esa relación suya entre la física y la justicia?
–Todo empezó en 1997 con Ernesto Martínez, amigo y profesor de Mecánica en el Instituto Balseiro de Bariloche. Ernesto era un tipo muy inquieto, que venía investigando en ese campo. Yo estaba en el laboratorio de Propiedades Ópticas de Materiales del Centro Atómico Bariloche y me trajo una consulta del Cuerpo Pericial de La Plata para ver si con nuestros equipos se podía analizar una escritura, un borrado y sobreescritura de un libro.
El libro era el de la comisaría adonde había estado detenido Miguel Bru (estudiante de periodismo desaparecido el 17 de agosto de 1993). Cuando lo llevan, lo anotan. Cuando se les muere lo tienen que borrar y le escriben encima. Pudimos leer parcialmente lo que estaba escrito abajo y fue la única evidencia material de que Bru en 1993 estuvo esa noche en la comisaría.
Para mí ver que la física podía colaborar con un tema de interés social y personal fue algo muy importante. Bru tenía mi edad y fue el primer desaparecido en democracia.

“La parte más linda de mi trabajo es salir del laboratorio; y, aun así, no dejar de ser un físico”.

A pedido
–¿En qué otros casos fue requerido como físico forense?
–Mi segundo trabajo fue en el caso de Teresa Rodríguez, una trabajadora doméstica asesinada por la policía neuquina en 1997, durante un enfrentamiento con la gente del barrio, en un puente entre Plaza Huincul y Cutral Có.
La causa estuvo un año sin avanzar y la jueza nos llamó para hacer algún aporte. Había un video de un minuto donde se la ve caer, varios policías plantando las armas, se escuchan los disparos. Ernesto tuvo una idea genial: analizar el audio. Y vimos que cada disparo tenía pequeños ecos, rebotes, distintos para cada uno. Así, pudimos identificar el lugar de dónde provenía el disparo que le había dado a Teresa Rodríguez. Hubo dos condenados por el crimen.

–La investigación sobre la masacre de Trelew (el asesinato de 19 presos políticos en agosto de 1972) probó que había sido un fusilamiento cuando la versión oficial de la Armada era que uno de los detenidos (Mariano Pujadas) había disparado contra el exteniente Roberto Bravo y que por eso los guardias se vieron obligados a responder el ataque.
–Bueno, al juicio se llegó por presión de los familiares y de los abogados. Ya se habían demostrado varias cuestiones que no coincidían con los testimonios de la Armada.
En el juicio oral que se hizo en EE.UU (donde lo habían mandado como agregado militar en 1973) Bravo hizo una descripción muy pormenorizada del supuesto disparo de Pujadas. Pero eso fue absolutamente incompatible con la evidencia que yo encontré trabajando en el lugar. Bravo fue condenado a pagar una indemnización de 27 millones de dólares a los familiares de quienes fusiló.

–¿Y cómo fue su aporte sobre la represión de 2001?
– Participé en la causa Mathov. Enrique Mathov era Secretario de Seguridad y fue uno de los condenados, junto con Rubén Santos, exjefe de la Policía Federal. Fui convocado por la Justicia a través del programa Ciencia y Justicia del Conicet. Tenía mucho material, fotos, videos, y lo que hice fue digitalizarlo y crear un sistema de visualización para reconstruir lo que pasó. Es el programa Panóptico, que permitió agrupar un material muy fragmentado en una línea de tiempo y ver qué videos estaban disponibles en cada momento. Es decir, el mismo hecho desde distintos ángulos o distintos lugares simultáneamente.

Comparativa
–¿Existen programas de física forense similares a este en otros países?
–Hay físicos que hacen pericias, pero pocos que se dedican a investigar sobre fundamentos de técnicas forenses, que tienen un desarrollo bastante viejo y requieren de más investigación para ser validadas.
Nosotros hacemos mucho trabajo en base a datos, análisis estadístico de datos, técnicas de acústica, de fotogrametría que es medir objetos a partir de fotos y videos.

–¿Las tecnologías son lo más importante?
–No. Lo importante es la metodología. Nuestro descubrimiento fue que el entrenamiento de un investigador en ciencia es una ventaja enorme para la investigación judicial. Tenemos más herramientas para cargar grandes volúmenes de datos, gráficos, buscar correlaciones, para manejar información que tiene contradicciones, algo que a los abogados, en general, les quema la cabeza.

Perspectivas
–¿Hay una relación entre la física forense y los derechos humanos?
–Los organismos que producen pericias en su gran mayoría son fuerzas de seguridad: Pero cuando hay un hecho de violencia institucional donde los uniformados están involucrados, es necesario que la pericia la haga alguien externo.

–¿Existe un compromiso ideológico?
–Sí y no. Existe una sensibilidad que me invoca a la acción. Pero al actuar como perito tenés que ser absolutamente imparcial. Poner la física al servicio de una investigación judicial es traer los hechos, mostrar que los hechos tienen una materialidad.

–El trabajo que hacen implica salir del laboratorio.
–Claro, es la parte más linda: salir del laboratorio; y, aun así, no dejar de ser un físico. Yo quería dedicarme a la mecánica cuántica. Pero con el tiempo encontré una manera de juntar mis inquietudes personales y sociales con la física.

–Las ciencias llamadas “duras” no siempre investigan sobre la realidad concreta.

–No. La dinámica de la investigación en ciencias duras nunca fue mejor descripta que en el libro “Ciencia Política y Cientificismo”, de Oscar Varsavsky. Allí él cuenta que en aras de cierta excelencia académica se buscan contactos con grupos del exterior, pero esa búsqueda hace que se definan desde afuera los temas de investigación, y el reconocimiento local se produce una vez que uno ha sido ungido desde afuera.
Y hay una dificultad metodológica también y es que la realidad no viene en capítulos ni ordenada en especialidades. Estás obligado a estudiar temas nuevos, integrarlos con otras cuestiones, hacer trabajo interdisciplinario. Requiere una flexibilidad que no es tan habitual en las ciencias duras.

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