jueves , 2 mayo 2024
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El duelo puede ser una experiencia compartida

Un error frecuente es minimizar el impacto del duelo en los más chicos. FOTO: Juliana Faggi.

Un proyecto de ley para la atención integral de niños, niñas y adolescentes en duelo pone sobre el tapete una problemática difícil de abordar: cómo tramitar la pérdida de un ser querido o cercano. La iniciativa, presentada en la Cámara de Diputados de la Nación, apunta a que las personas e instituciones estén mejor preparadas para intervenir en situaciones de duelo.

Valeria Hilda Robin

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Ante una situación de duelo lo habitual es que niños, niñas y adolescentes no encuentren los espacios ni las formas para expresar el dolor, la angustia o la impotencia que sienten. Muchas veces los adultos minimizan el impacto que una pérdida provoca; y, en otros, si la consideran, es para referirse a ella de manera metafórica, poética o abstracta. Expresiones como “se fue al cielo”, “se fue de viaje”, o “ahora está en paz” no hacen más que potenciar la incertidumbre que genera la ausencia física. Y al mismo tiempo, coarta la posibilidad de que las infancias y adolescencias consulten y reciban las respuestas, que, si son adecuadas, les permitirán elaborar lo vivido y proyectarse a futuro.

Una de las voces que se viene levantando a favor de un duelo respetado, es la de Aikén, una fundación dedicada desde hace quince años al acompañamiento de niños, niñas y adolescentes en duelo.

Parte de esa experiencia se volcó en la redacción del anteproyecto que formalmente ingresó Daniel Arroyo en la Cámara de Diputados de la Nación.

Para conocer detalles de la propuesta, EL DIARIO entrevistó a la fundadora de Aikén, Aldana Di Costanzo, psicóloga especialista en duelo. Lo que sigue es una síntesis del diálogo mantenido.

–Uno sospecha que ese proyecto de ley que se presentó en Cámara de Diputados recoge la experiencia de Aiken, ¿qué es lo que han aprendido en todo este trayecto respecto a los niños, niñas, y adolescentes en duelo?

–Sí, es cierto; son 15 años de trabajar, vivir y sentir la temática de cerca. Lo que aprendimos es que, en general, los adultos no incluyen a los niños, niñas y adolescentes en los procesos de duelo familiar.

Como las personas no suelen tener herramientas para acompañar el dolor, para ponerle palabras a lo que pasa o para responder preguntas, muchas veces evitan el tema. Ese gesto de querer dar vuelta la página de una vez, lejos de resolver la situación, puede empeorarla. Es muy importante darle lugar a las distintas emociones, pensamiento y necesidades de adultos y niños en duelo, para poder transitar un duelo saludable.

–Si prosperara la ley, ¿qué propone como estrategia de contención?

–Lo que el proyecto de ley propone como estrategia de contención es el diseño e implementación de protocolos para la intervención en situaciones de duelo en los colegios; la articulación de gabinetes y equipos de erientación escolar con los servicios locales de promoción y protección de derechos de niños, niñas y adolescentes y con los servicios locales de salud. La idea es general una atención integral, a través de la creación de redes entre la comunidad educativa y otros actores de la sociedad civil, como ser fundaciones, clubes, o comunidades religiosas.

Estas acciones son pensadas para la articulación de acciones y posibles derivaciones, la posvención y el abordaje institucional de suicidios de niños y niñas, la simplificación de procedimientos judiciales y administrativos para el nombramiento de tutores/as, curadores/as y otras personas a cargo de los niños, niñas y adolescentes en duelo. También se prevén instancias de acompañamiento de los más chicos, cuyos padre, madre, tutor o familiar cercano se encuentren recibiendo atención de cuidados paliativos. Del mismo modo, al proponer la capacitación sobre duelo para todos los docentes, estaríamos asegurando una contención adecuada para todos los niños, niñas y adolescentes en edad escolar.  

–¿Y en prevención?

–Proponemos la creación de espacios de formación y diálogo para las familias sobre psicoeducación en temáticas relacionadas con el fin de la vida y el duelo. Para los niños, niñas y adolescentes está pensado una atención integral, que incluya la incorporación de contenidos y estrategias afines en los proyectos institucionales de las escuelas; la implementación de campañas de concientización y sensibilización, y una capacitación obligatoria para las personas que desempeñen una función pública que tenga potencial relación con la población objetivo.

Quisiera subrayar que la capacitación para docentes es de carácter preventivo por dos razones. La primera es que, si cuentan con herramientas, podrán colaborar con el desarrollo saludable del duelo. La otra es que estarán en mejores condiciones de detectar casos de duelos complicados.

–De acuerdo a tu experiencia, ¿cómo atraviesan los niños y adolescentes los duelos?

–Va a depender de muchos factores, como la causa de la muerte, el vínculo con el fallecido, la personalidad del doliente, y la red de contención que tenga. Por lo general, uno de los factores determinantes en el duelo infanto-juvenil es el papel que desempeñan los padres o adultos referentes; por eso es tan importante acompañar a la par a los adultos para que puedan afrontar ese proceso.

Los mayores somos quienes podemos guiar y brindar posibilidades de elaborar saludablemente un duelo. El adolescente estará atravesado por los otros duelos que vive en esta etapa de su vida, sumado a su necesidad de compartir con pares. En este último punto es importante observar que el adolescente tenga pares que lo acompañen, con quienes pueda compartir lo que le pasa.

–Los niños y adolescentes no elaboran el duelo de la misma manera que los adultos.

–Lo que unos y otros comparten son las emociones que pueden atravesar: tristeza, enojo, sensación de soledad, algunos síntomas físicos, añoranza, y culpa. No obstante, el niño tiene la particularidad de permanecer en las emociones por periodos más cortos de tiempo. Se expresa a través del cuerpo, del juego, de los dibujos, por eso se debe estar atentos a todas sus manifestaciones y no solo a lo verbal.

Como vemos, el apoyo y la red de contención son claves para una elaboración saludable del duelo. Por fuera de lo que ocurra con la ley, es fundamental entonces el acompañamiento que tengan del entorno adulto: padres, docentes, familiares, referentes de la comunidad, ya sean deportivos, religiosos, o vecinales. También cumplen un rol importante los profesionales de la salud.

“Uno de los factores determinantes en el duelo infanto-juvenil es el papel que desempeñan los padres o adultos referentes”.

–¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en un anteproyecto?

–Al diputado Daniel Arroyo lo conocí hace unos diez años. Siempre valoró nuestro trabajo, e hicimos algunas acciones juntos. Pero esta vez nos reunimos para armar este proyecto de ley. Estamos muy contentos con el resultado porque es un hito para la historia del duelo de la Argentina y porque muchos niños, niñas y adolescentes y sus familias se verán beneficiadas si esta iniciativa prospera.

Destaco el apoyo recibido de distintos sectores políticos. Fue un lindo ejemplo de que podemos trabajar todos juntos por cosas que valen la pena.

–¿Tienen expectativas ciertas de que la ley prospere o consideran que ya es un triunfo visibilizar la problemática?

–Ambas cosas. Ya es un paso histórico que se haya presentado el proyecto de ley en la Cámara de Diputados; que la temática del duelo esté en la agenda pública. Entendemos que es un primer paso para lograr incidir en las políticas públicas, sueño que tenemos desde que comenzamos hace 15 años trabajando por las familias en duelo.

El acompañamiento receptivo de los adultos es crucial para que los niños y adolescentes
puedan expresar lo que la pérdida les genera. FOTO: Juliana Faggi.

Presente y futuro

–¿Cuál es el alcance hoy del trabajo de Aiken?

–Hoy la fundación es referente nacional y latinoamericana en la temática del duelo, en cuanto a atención de familias en duelo como en lo referido a la formación de profesionales. Tenemos grupos de acompañamiento para niños, adolescentes, adultos referentes de esos niños, jóvenes, papás y mamás en duelo por muerte de hijos. Nuestra propuesta de trabajo incluye grupos específicos de duelo perinatal. El contacto permanente con las personas nos permite pensar en que en breve iremos conformando nuevos grupos.

Además, capacitamos a profesionales de la salud y a docentes, trabajamos en situaciones de duelo en empresas cuando fallece un colaborador, o acompañando a colaboradores en duelo, en clubes, colegios, organismos del Estado, y ONGs.

Donde hay personas, hay vida, y donde hay vida hay muerte. Ahí queremos estar, para acompañar a los dolientes a resignificar el dolor y continuar con la vida. 

“Es importante que entendamos que un niño en duelo es un niño con dolor; un dolor que no se ve”.

Unos y otros

–¿La ley se enfoca en los niños y adolescentes porque la legislación ya contempla lo que pasa con los adultos, o es porque son los eslabones más vulnerables de la cadena?

–No solo son los más vulnerables de la cadena, sino que suelen ser “los olvidados” en los duelos familiares. Muchas veces este accionar es influenciado por creencias como “los niños son pequeños y no entienden lo que pasa”, o “mejor no hablarles del tema para que no sufran”.

Es importante que entendamos que un niño en duelo, es un niño con dolor; un dolor que no se ve. Ellos entienden a nivel cognitivo (depende la edad, por supuesto) y emocional (en todas las edades) lo que está sucediendo, por lo tanto, nunca es una buena opción dejarlos afuera. Los niños necesitan información, escucha y contención.

Qué dice la ley

EL DIARIO consultó sobre el contenido de la propuesta que está en consideración en la Cámara de Diputados. La fundadora de Aikén, Aldana Di Costanzo, psicóloga especialista en duelo señaló que esta ley declarará de interés nacional la capacitación, la investigación científica y epidemiológica, y la atención integral de niñas, niños y adolescentes en duelo. “El objetivo central es garantizar el derecho a la atención integral de las personas menores de 18 años que estén atravesando un duelo”, indicó antes de agregar que “por atención integral entendemos aquella atención profesional interdisciplinaria (psicológica, psicopedagógica, médica); el cuidado y acompañamiento de las necesidades físicas, psíquicas, afectivas y espirituales; la asistencia social, sanitaria y habitacional y el apoyo educativo”.

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