jueves , 3 octubre 2024
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Estudian qué roedores son reservorios de hantavirus 

Investigadores realizan un trabajo que combina terreno y laboratorio en el Parque Nacional Iguazú para identificar qué roedores ofician de reservorios.
Con el objetivo de desarrollar un protocolo de prevención del Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH), enfermedad transmitida por el ratón colilargo, investigadores del Instituto Nacional de Medicina Tropical (Inmet) realizan un trabajo que combina terreno y laboratorio en el Parque Nacional Iguazú para identificar qué roedores ofician de reservorios y sus variantes, en qué áreas se encuentran y cómo se mueven en la vegetación.

Eliana Burgos, doctora en Ciencias Biológicas (egresada de la Universidad de Buenos Aires) y becaria del Conicet, lidera este trabajo bajo la dirección de la doctora Isabel Gómez Villafañe (Iegeba-UBA) y el doctor Daniel Salomón (Inmet-Anlis). El Inmet depende de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis-Malbrán).

El síndrome pulmonar por hantavirus es una enfermedad viral aguda grave, causada por los virus conocidos como hantavirus. El reservorio de esta patología son los ratones silvestres que eliminan el virus en la saliva, las heces y la orina, por lo que las personas pueden contagiarse tras la inhalación de partículas contaminadas.

Su sintomatología suele confundirse con otras enfermedades más comunes ya que presenta cuadros febriles inespecíficos, dolores de cabeza y de cuerpo.

“Todo la información sobre la ecología de estos roedores y de estos virus nos permite identificar zonas de potencial riesgo de emergencia del Síndrome Pulmonar por Hantavirus dentro del Parque para desarrollar y aplicar medidas de vigilancia monitoreo y prevención para la población trabajadora y turística porque es un lugar que recibe un flujo turístico enorme a lo largo del año”, explicó Burgos en diálogo con Télam-Confiar.

“Trabajo en esta línea dentro del Inmet desde 2017 con el proyecto de doctorado en donde estudiamos la eco-parasitología del SPH en distintas áreas del norte de Misiones; estuvimos en áreas rurales, urbanas y en áreas naturales protegidas. Lo que hicimos fue analizar la presencia de hantavirus en las poblaciones de ratones y tratar de identificar qué factores favorecen a que haya mayor número de roedores con el virus, es decir, la prevalencia para poder identificar algunos patrones temporales y espaciales que nos permitan diseñar programas de prevención ante una posible emergencia del síndrome pulmonar”, explicó.

EL TRABAJO

En ese marco, continuó: “Identificamos que había dos especies de roedores que transmiten hantavirus; uno es el que se conoce comúnmente como ratón colilargo y que transmite una de las variantes que causa esta enfermedad en el humano”.

“En esa línea decidimos enfocarnos exclusivamente en qué áreas del Parque Nacional Iguazú utilizan más estos roedores, en qué momentos del año son más abundantes, cómo se relacionan estas características con la presencia de hantavirus en sus poblaciones y a su vez estamos iniciando un estudio comportamental de los roedores en el que estudiamos cómo, cuánto y por dónde se mueven”, explicó.

La investigación que lleva dos años arrojó datos claves sobre el movimiento y reproducción de los ratones colilargos.

“Vemos que las épocas cálidas favorecen a estas especies; hay un mayor número de ratones. Lo que comenzamos a estudiar es el movimiento de los roedores, para lo que usamos la técnica de hilo rastreo que permite identificar por dónde se mueven y si lo hacen más por el suelo, si utilizan estratos de altura media de la vegetación que pueden ser hasta 1,60 metros; lo que en Misiones son helechos, árboles caídos, enredaderas, cañas; o si prefieren utilizar árboles, es decir, trepadores”, describió.

Además, utilizan una técnica llamada telemetría, por la que se le ponen unos transmisores a los roedores y se los sigue cada determinadas horas.

En cuanto a los horarios y lugares de mayor permanencia en el Parque Nacional, sostuvo que se pueden “identificar en qué momentos del día están más activos y cuál es el área de acción de cada uno de los individuos y el área de acción promedio de las especies, lo que permite ver cuánto terreno necesitan para garantizar sus funciones vitales básicas”.

“Estos roedores se adaptan bastante a algunos cambios en su hábitat natural y a la presencia del humano. Particularmente en el Parque, al ser un área natural protegida y al no estar tan modificada, están en casi todos lados. Sin embargo, no es lo mismo que existan algunos pocos individuos dando vueltas que 40, y en términos generales, la mayor abundancia de estos ratoncitos está en zonas un poco más alejadas de los núcleos turísticos de esta área protegida”, indicó.

“Los ratones son organismos que se reproducen muy fácilmente, durante todo el año, y que se ven muy favorecidos cuando aumenta la productividad primaria del ambiente, es decir, cuando hay mayor disponibilidad de alimentos, y en esos momentos sus poblaciones aumentan “, agregó.

Burgos aclaró que el hecho de que una especie de roedor transmita hantavirus no significa que todos los ratoncitos tengan el virus.

La enfermedad

“Como el hantavirus no tiene un tratamiento específico, no se han podido desarrollar vacunas preventivas eficaces para las variantes que existen en la Argentina; entonces, la mejor herramienta es la prevención. Es importante identificar todos estos factores determinantes y las zonas de riesgo, para hacer estas medidas de prevención y evitar que las personas se expongan y contagien y poner en la alerta al sistema de salud pública”, añadió.

El SPH es una zoonosis emergente considerada endémica de América causada por virus de ARN del género Orthohantavirus y que provoca problemas cardiorrespiratorios que pueden evolucionar a edema pulmonar, shock cardiogénico y la muerte del paciente.

La especialista señaló que en Sudamérica la mayor cantidad de casos se concentran en Argentina y Brasil, principalmente en épocas cálidas (noviembre a enero) en las regiones noroeste, centro y sur de la Argentina.

Los hantavirus se mantienen en la naturaleza infectando en forma persistente roedores estando cada variante asociada típicamente a una o a unas pocas especies. Su transmisión hacia los humanos se produce a través del contacto con sangre, excrementos de roedores o aspirando aerosoles contaminados por el virus.

En el país

“En la Argentina, se reconocen cuatro regiones endémicas para SPH, que además de diferir en las variantes de hantavirus y hospedadores que presentan también difieren en la incidencia y tasa de mortalidad de la enfermedad; las regiones son sur, centro, noroeste y nordeste”, detalló y añadió que la región nordeste fue incorporada recientemente y es la que posee menor incidencia de la enfermedad.

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