Ayer se conmemoró el Día Mundial del Sueño. Especialistas destacaron la importancia de «ventilar los ambientes, mantenerse hidratados y no consumir alcohol ni realizar comidas copiosas antes de dormir» para no alterar los mecanismos del sueño.
Florencia Vaveluk (Télam)
La calidad del descanso nocturno puede verse afectada por las altas
temperaturas ya que con el calor «se pierde la regulación de la temperatura
corporal y se alteran los mecanismos de mantenimiento del sueño», lo que
provoca insomnio y trastornos para dormir, y los especialistas destacaron la
importancia de «ventilar los ambientes, mantenerse hidratados y no consumir
alcohol ni realizar comidas copiosas antes de dormir».
En el marco del Día Mundial del Sueño, que se celebró ayer, la directora de la
Asociación Argentina de Medicina del Sueño, Stella Valiensi, destacó la
importancia del sueño reparador, ya que «fortalece el sistema inmunológico e
incrementa las defensas, protege el corazón, combate la depresión y nos
recarga de energía para un mejor rendimiento en el día, además de hacernos
ver más atractivos y vitales».
Sin embargo, en referencia a los cortes de luz y las olas de calor ocurridas este
verano, y que alcanzaron térmicas históricas para el mes de marzo, según el
Servicio Meteorológico Nacional, la médica señaló que «cuando se pierde la
regulación de la temperatura corporal ya sea porque es demasiado cálida o
demasiado fría, puede traernos trastornos del sueño».
«Mientras dormimos hay un descenso de temperatura en la madrugada, y si el
ambiente es demasiado caluroso vamos a tardar más tiempo en perder esa
temperatura. Por eso estos días de calor mucha gente que no suele tener
insomnio lo ha tenido, porque nuestro organismo no está acostumbrado a ese
cambio de temperatura», explicó en diálogo con Télam.
En este sentido, el ambiente donde se duerme «tiene que estar más bien fresco y
ventilado, con una temperatura entre 20 a 25 grados», y para las mujeres
menopáusicas, la especialista aconsejó el uso de ventiladores por encima del
aire acondicionado para mantener una ventilación constante.
También recomendó «usar una ropa liviana y suelta, y mantener oscuridad
también puede ayudar», y aconsejó mantenerse «hidratados, bebiendo mucha
agua o jugos de frutas, y que sean bebidas sin alcohol ya que a veces hay gente
que cree que el alcohol va a inducir el sueño, pero en realidad es mucho peor».
CONSIDERACIONES
En coincidencia, el neumonólogo Daniel Pérez Chada, director de la Clínica del
Sueño del Hospital Universitario Austral y presidente Fundación Argentina del
Sueño, sostuvo que «si nuestra temperatura corporal es de 37 grados y estamos
en un ambiente que es muy próximo a nuestra temperatura corporal, no
podemos cederle temperatura al ambiente y perder calor. Eso hace que los
mecanismos de conciliación y mantenimiento del sueño se vean alterados».
Por eso añadió recomendaciones para evitar los trastornos del sueño por las
altas temperaturas como «no hacer comidas copiosas o muy ricas en hidratos de
carbono de noche, incluso en temperaturas normales, ya que en estas
situaciones los efectos se ven amplificados por el hecho de que la temperatura
ambiente es muy alta».
En tanto, el médico y doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet
Daniel Cardinali, aseguró que el insomnio, cuyo origen puede deberse al calor o
bien a otros motivos, es «la primera causa de patología del sueño a nivel mundial
que repercute de manera directa durante el día».
«Esto tiene que ver con el estilo de vida de nuestra sociedad, que invade las
horas y altera el sueño por la exposición a pantallas y horas de luz», manifestó.
Asimismo, incluyó al estrés como «una causa muy importante de insomnio» que
tiene que ver con «la sociedad en que vivimos, sobre todo en esta época post
pandemia, en la que tiene que considerarse un verdadero cambio en la calidad
del sueño».
Otra de las principales problemáticas del sueño son las apneas, que se
caracterizan por «pausas de la respiración durante el sueño», cuya principal
manifestación es el ronquido, precisó Pérez Chada.
El especialista retomó un artículo publicado en la revista Journal of Thoracic
Disease en 2015, donde se señala que la prevalencia de la AOS (apneas del
sueño, por sus siglas en inglés) «aumentó con el tiempo, y en los últimos estudios
se reportó en el 37% de los hombres y en el 50% de las mujeres».
«Esto ocurre fundamentalmente en varones con sobrepeso, pero también en
mujeres luego del climaterio y en personas que no tengan obesidad pero sí
ciertas características faciales que favorecen la aparición de la apnea», explicó.
Entre las consecuencias inmediatas, el médico identificó que en el mediano y
largo plazo «hay una serie de consecuencias documentadas en el aparato
cardiovascular con más tendencia a hipertensión arterial, arritmias, infarto de
miocardio y accidentes cerebrovasculares (ACV)», y llamó a consultar con
especialistas para el tratamiento de esta afección.
Más del 70% de los adolescentes
tiene «somnolencia diurna»
Más del 70% de los estudiantes argentinos de entre 12 y 18 años evidenció
presentar somnolencia diurna debido principalmente a alteraciones del sueño,
indicó «el primer estudio hecho en Argentina que correlaciona notas de lengua y
matemática con exposición a pantallas», dijo el médico neumonólogo Daniel
Pérez Chada, uno de los autores de la investigación.
El estudio, publicado en la revista científica Plos One, fue realizado en
adolescentes de entre 12 y 18 años en 52 escuelas del ámbito rural y urbano de
distintas provincias de Argentina, y es «muy importante, ya que mostró que el
71% de los alumnos vienen con una escala de somnolencia diurna», explicó Pérez
Chada, director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral y
presidente de la Fundación Argentina del Sueño.
A partir de un cuestionario de somnolencia pediátrica, se evaluaron los «hábitos
de sueño, cantidad de horas dormidas, distancias del colegio a la casa y otras
variables que permitieron correlacionar los datos para analizar las horas de
sueño, exposición a pantallas y las notas promedios de lengua y matemática».
De esta forma, el análisis permitió «tener una aproximación para saber cómo el
rendimiento escolar y el aprendizaje se puede ver afectado a consecuencia de la
mayor exposición a las pantallas», indicó Pérez Chada.
En este sentido, las conclusiones del análisis, publicado el 14 de febrero pasado,
arrojaron que «el uso de pantallas a la hora de acostarse también afectó
negativamente el sueño, aumentó la somnolencia diurna y redujo el rendimiento
académico», de los jóvenes consultados.
En este sentido, «el 41% tenía un rendimiento menor en lengua y matemática»,
sostuvo el médico. Esto se debe a que «la luz azul emitida por las pantallas
suprime la producción de melatonina, lo que provoca una interrupción
circadiana y afecta el inicio y la continuidad del sueño», precisaron en la
investigación.
A su vez, la alteración del sueño es la principal causa de somnolencia diurna, lo
que aumenta significativamente el riesgo de fracaso académico.
Los investigadores también evidenciaron que «los adolescentes que juegan
videojuegos durante períodos de tiempo más prolongados exhiben una duración
del sueño más corta y una mayor probabilidad de reportar somnolencia diurna».
Recomendaciones para regular el sueño
En cuanto al abordaje del insomnio, Valiensi, Pérez Chada y Cardinali
coincidieron en una serie de medidas tales como mantener los ambientes
ventilados, tener un horario de descanso regular, y exponerse a la luz solar
durante las horas del día y a la penumbra a la noche.
También recomendaron evitar las pantallas, dispositivos electrónicos y el
ejercicio físico intenso antes de dormir, además de las siestas hacia el final del
día.
Por último, recomendaron no tomar bebidas estimulantes o café después de las
dos de la tarde si hay trastornos del sueño, e identificar la cama como
«elemento fundamental para el sueño» y de ninguna manera para, por ejemplo,
el trabajo en una computadora.