Cada cual con sus armas, los productores hortícolas y la fauna silvestre buscan cómo afrontar las consecuencias de la dura sequía. Víctimas del mismo fenómeno, pugnan por resolver la necesidad de acceso al agua. El caso de Oro Verde puede ser tomado como testigo de una situación que repercute en toda la región.
Mónica Borgogno
La decena de productores que trabajan la tierra en el Parque Hortícola de Oro Verde, viene lidiando con la aparición de animales silvestres que, en busca de agua, rompieron sus recientes instalaciones de riego y parte de sus sembradíos de melones y calabaza.
El responsable de Huertas Familiares es Guzmán Banquero. Pese a su juventud, el entrevistado cuenta con experiencia suficiente para abordar estos asuntos. De hecho, desde 2015 impulsa un proyecto para que los vecinos tengan huerta propia. Lo ha hecho a través de capacitaciones que desarrolló junto al municipio, instancias en las que se valió de las semillas dispensadas por el Pro Huerta, un programa del INTA cuya misión es que los ciudadanos accedan a alimentos reales, de calidad comprobada, como una forma de promover la seguridad y soberanía alimentaria.
Banquero es oriundo de Concordia; se radicó en Oro Verde para estudiar Ciencias Agropecuarias y hoy es un vecino más, de espíritu emprendedor y conciencia agroecológica.
La sequía imperante justificó la consulta de EL DIARIO. La inquietud periodística estaba referida a cómo operar en este contexto, e indirectamente a indagar sobre qué suerte correrán las huertas familiares que ya están en marcha.
De un tiempo a esta parte, sobre todo los residentes de Oro Verde, se acostumbraron a asistir a las ferias de productores para reunirse y comprar lechuga, cebolla de verdeo, tomate o ajo, “libres de veneno”, como les gusta distinguir.
En su primera intervención Banquero aclaró que la problemática actual tiene diferentes aristas y acarrea una serie de imprevistos que debieron asumir para salvar la cosecha, siempre desde el enfoque sustentable con el que encaran las tareas agrícolas.
Para paliar la situación, comentó que en la actualidad están tratando de cercar el terreno dentro del predio del Hipódromo-Jockey Club, en el que trabajan. “Aunque es costoso, lo hacemos con los materiales que tenemos. Eso nos va a permitir restringir el ingreso de animales como liebres y hasta algunos ciervos, de los que vimos sus pisadas, para que no puedan entrar al predio y dañar nuestra producción”, indicó.
Vale apuntar que a partir del trabajo conjunto con distintos estamentos del Estado y, en particular, de la presentación del proyecto Red de Huerteros de Oro Verde en la órbita de Desarrollo Social de la Nación y de la provincia, el grupo pudo acceder a ciertos beneficios como materiales para equipos de riego: una tecnología que permite hacer prosperar los cultivos en contextos difíciles como el presente.
Precisamente, las liebres en busca de sustento y de recursos para mitigar la sed representan un problema para los pequeños productores hortícolas. “Nos averiaron los caños y cintas de riego recién adquiridos”, lamentó el entrevistado, antes de detallar que además “algunos ciervos emprendieron contra los melones y las sandias que estábamos por recoger; seguramente porque se trata de frutas con alto contenido de agua”.
Como se ve, estamos ante un conflicto de urgencias que con todo derecho los productores buscan resolver de un modo ventajoso pero que al mismo tiempo no alcanza a solucionar el problema del impacto de las altas temperaturas durante un lapso excesivamente largo de tiempo, en la fauna de una región determinada (ver recuadro).
Impacto colateral
Hay otra dificultad que la sequía trae aparejada. Los huerteros están sufriendo la proliferación de insectos debido a la falta de lluvias y el calor extremo de estos últimos meses. Al daño lo sufren sobre todo las hortalizas y las verduras de hoja.
Banquero tiene una posición al respecto. “Como nuestro enfoque es agroecológico, es decir, de respeto al ambiente en el que se desarrolla la actividad económica, vamos viendo sobre la marcha cómo proceder”.
Ante una repregunta, especificó que “con las altas temperaturas se incrementa la presencia del bicho moro, un escarabajo de rápida reproducción, muy invasivo, que provoca un daño tremendo en poco tiempo”.
El bicho moro o frailesco es un insecto que devora las hojas de las plantas de tomate, berenjena, acelga, papa, espinaca, y lechuga. “La planta queda muy débil, el esfuerzo que hace para recuperarse es muy grande y además el escarabajo es muy difícil de combatir con algún biopreparado porque tiene una protección especial en su piel”, explicó Banquero.
La “seca”, como se conoce en el campo al período de tiempo en el que las precipitaciones son escasas, también genera que las napas bajen su nivel, que los caños se sequen y se produzcan averías con la consecuente falta de agua. No obstante, ahora los huerteros de Oro Verde cuentan con un tanque de 10 mil litros como cisterna que se va cargando con el agua que les provee el municipio. “Si bien no tuvimos tiempo de hacer la instalación eléctrica para la bomba, estamos utilizando este depósito que nos ha venido muy bien para el trabajo”, dijo Banquero, antes de añadir que “esperamos que pase este fenómeno de la Niña y las altas temperaturas que afectan también la salud del productor”. En ese sentido, el entrevistado apuntó que, para evitar los golpes de calor y la deshidratación, a las labores diarias las llevan adelante entre las 6 y las 8 de la mañana y las retoman por la tarde a la caída del sol.
Esperanzados
Pese a las vicisitudes del presente, en la expresión oral de Banquero se advierte un moderado optimismo y notorias ganas de salir adelante, expectativa que comparte con el grupo que comanda. “Aún reconociendo que existen dificultades, no nos damos por vencidos, seguimos sembrando calabazas y probando con verduras de hoja, aunque haya insectos hambrientos que merodean, mientras tratamos de controlar esas invasiones. Sembramos semillas que nos llegaron a través de Nación, que de por sí nos motiva”, sostuvo.
También refirió que “estuvimos presentes en el Festival Oro Verde canta y baila, que tuvo lugar recientemente; llevamos muestras de nuestra producción, informamos, y visibilizamos lo que hacemos para producir verdura sana y variada en nuestra comunidad”. Fue entonces cuando anticipó que en breve retornarán las ventas en ferias.
Este año, cabe apuntar, se sumaron otros productores al proyecto que lidera Banquero; hoy son 10 los que cuentan con su parcela de tierra en el Parque Hortícola, acceso a semillas y asesoramiento para producir a escala familiar. “Para este 2023 estamos motivados y esperanzados en que las lluvias van a venir”, señaló, antes de compartir una reflexión. “También es cierto que hay que aprovechar esta extrema situación para revertir hábitos, cambiar nuestras actitudes, cuidar a los árboles, hacer la separación domiciliaria de residuos, y practicar compostaje; en fin, cuidar el medio ambiente, porque esta sequía prolongada es consecuencia del maltrato sobre la naturaleza a escala planetaria”.
Volver a las fuentes
Al ser consultado sobre la siembra de semillas de melón y sandía en la zona, el coordinador de la Red de Huerteros de Oro Verde, Guzmán Banquero, recordó que “no es tan novedosa como se piensa”, puesto que “ya en las décadas del ‘70 y el ‘80 se las producía; incluso, en zonas más cercanas a la costa, había plantaciones de sandía y batata. José, Carlos y Héctor Politti fueron algunos de los que, asociados con otros productores, plantaban sandía, una fruta que andaba muy bien por el tipo de suelo”.
El lugar destinado a la producción desde una perspectiva agroecológica cuenta con un total de 3,5 hectáreas ubicadas hacia el sector oeste de la localidad, dentro del predio del Hipódromo y del Jockey Club.
Cabe reseñar que esta iniciativa dio sus primeros pasos hacia 2015, con el dictado de talleres y capacitación desde el municipio. Arrancó con el acondicionamiento de 1 hectárea y la apertura de los caminos de acceso, y la correspondiente asignación de parcelas de 150 m2 para cada productor/a o grupo de productores asociados para el mismo fin.
Hoy a la red la integran estos vecinos del Parque Hortícola a los que se suman otros 30 que experimentan con las huertas desde sus casas, y los propios consumidores y vecinos en general asistidos por la Universidad Nacional de Entre Ríos, el Taller Municipal de Huertas de Oro Verde y el programa Pro Huerta del INTA.
Las ventajas de ser parte
La Red de Huerteros de Oro Verde se conformó en 2019, año en que empezaron a realizar las llamadas Ferias Verdes en las que vendían a la comunidad su producción agroecológica. Este año por el contexto derivado de la pandemia las ferias no se pudieron continuar. Como primera respuesta a la dificultad, desde el municipio se implementó, de forma coordinada con la Red, la entrega de bolsones agroecológicos, mediante un sistema de encargues por internet y redes sociales.
La Red fue conformada por el trabajo que venía desarrollando la Municipalidad, a través del taller de Huerta Municipal ubicado en el CIC de Oro Verde. Además, este taller recibe apoyo y colaboración del programa Pro Huerta del INTA y de la UNER, a partir de diversas acciones de Extensión en conjunto con el área Ambiente del municipio, en articulación con otros actores.
Estar dentro de la red facilita a los productores la compra de insumos (semillas, herramientas, sistemas de riego, etc.), las capacitaciones y el asesoramiento brindados tanto desde el Taller de Huerta Municipal como desde Pro Huerta del INTA.
Asimismo, la red brinda la posibilidad de distribuir la cosecha y explorar en estrategias de comercialización de los productos con más facilidad.
Sobre la intensidad del fenómeno
Para tener una mejor idea sobre el panorama futuro, EL DIARIO consultó a la ingeniera agrónoma y doctora Ana Wingeyer, investigadora de la Estación Experimental del INTA Paraná.
Ella explicó que el fenómeno de sequía en la región “se sufre desde hace 3 años consecutivos con mayor intensidad en 2022: de mayo a diciembre solo hemos tenido 200 mm de lluvia en la zona de influencia y eso condicionó mucho la humedad de los suelos. Las lluvias de diciembre y enero último no alcanzan a revertir la situación. De hecho, los cultivos de maíz y soja están en pérdida”, indicó.
Por esas razones, el ganado en territorio no puede acceder a pastizales naturales. La misma situación se repite en el caso de la ganadería de islas porque el río está bajo.
“Estos tres años de sequía estarán llegando a su final. Hay una reversión en el Pacífico ecuatorial que desencadena este fenómeno y estaríamos entrando en fase neutral pero no significará cambios abruptos, sino graduales. Esto determina que estaríamos dos meses más con precipitaciones por debajo de lo normal y recién a principios de otoño se estima que empezaría a normalizarse la situación hídrica”, especificó Wingeyer.
Un gesto humanitario
En general no hay demasiada conciencia de los problemas que debe afrontar la fauna silvestre en largas temporadas de sequía como la actual. Si bien la gran mayoría de vertebrados no acuáticos tienen capacidad para resistir sequías, es importante tener en cuenta que también tienen sed y que pueden proveerse del agua de manera directa (un arroyo, una laguna, un río) o de manera indirecta, a través de frutos, que es la situación que enfrentan los productores que conforman la Red de Huerteros de Oro Verde.
Tal vez una acción que le permita a los horticultores proteger el fruto de su trabajo y al mismo tiempo garantizar que la fauna silvestre (ciervos, liebres, y la inmensa variedad de pájaros) sobreviva, radique en la instalación de pequeños bebederos en lugares estratégicos.