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    Identifican la progresión de la artrosis con un análisis de sangre

    La prueba se basa en un biomarcador que llena un vacío importante en la investigación médica de una enfermedad común que actualmente carece de tratamientos eficaces.

    Un nuevo análisis de sangre que puede identificar la progresión de la artrosis de rodilla, y que es más preciso que los métodos actuales, fue anunciado por investigadores en la revista Science Advances, quienes además aseguraron que este método es una herramienta importante para avanzar en la investigación y acelerar el descubrimiento de nuevas terapias.

    La prueba se basa en un biomarcador que llena un vacío importante en la investigación médica de una enfermedad común que actualmente carece de tratamientos eficaces.

    «Faltan terapias, pero es difícil desarrollar y probar nuevas porque no tenemos una buena manera de determinar los pacientes adecuados para el tratamiento», comentó Virginia Byers Kraus, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, Estados Unidos, y autora principal del estudio.

    Sin una buena forma de identificar y predecir con exactitud el riesgo de progresión de la artrosis, los investigadores han sido en gran medida incapaces de incluir a los pacientes adecuados en ensayos clínicos para comprobar si una terapia es beneficiosa, consignó la agencia Europa Press.

    «En un futuro inmediato, esta nueva prueba ayudará a identificar a las personas con alto riesgo de enfermedad progresiva (aquellas que probablemente presenten tanto dolor como un empeoramiento del daño identificado en las radiografías) que deberían participar en ensayos clínicos. Entonces podremos saber si una terapia es beneficiosa», agregó la especialista.

    Kraus y sus colegas aislaron más de una docena de moléculas en sangre asociadas a la progresión de la artrosis, que afecta al 10% de los hombres y al 13% de las mujeres mayores de 60 años y es una de las principales causas de discapacidad.

    DATOS

    Los investigadores redujeron el análisis de sangre a un conjunto de 15 marcadores que corresponden a un total de 13 proteínas.

    Entre 596 personas con artrosis de rodilla, estos marcadores predijeron con exactitud el 73% de los casos que progresaban de los que no, resultando ser muy superiores en relación con los métodos actuales.

    La evaluación de la osteoartritis estructural de base y de la intensidad del dolor tiene una precisión del 59%, mientras que el biomarcador actual que analiza moléculas a partir de la orina tiene una precisión del 58%.

    En tanto, el nuevo conjunto de marcadores sanguíneos también logró identificar al grupo de pacientes cuyas articulaciones muestran progresión en las radiografías, independientemente de los síntomas del dolor.

    «Además de ser más preciso, este nuevo biomarcador tiene la ventaja adicional de ser una prueba sanguínea», aseguró Kraus.

    Y agregó que, «la sangre es una bioespecie de fácil acceso, lo que la convierte en una forma importante de identificar a las personas para la inscripción en ensayos clínicos y a las que más necesitan tratamiento», finalizó.

    Causas y consecuencias  de la artrosis

    A menudo, ante un dolor persistente en articulaciones como la cadera el paciente decide consultar al especialista y éste le confirma que se trata de artrosis, sobre todo en adultos mayores. Esta afección es una alteración de la propia articulación. No se trata de un problema general, sino que es una degeneración que consiste en la disminución del cartílago que recubre las articulaciones y puede tener muchas causas. Pueden ser de origen traumático, como viejas fracturas o lesiones. Otras pueden ser de tipo ocupacional como sucede en el caso de futbolistas que suelen hacer artrosis de cadera, golfistas que hacen artrosis de codo u operarios que manejan maquinaria de movimientos repetidos pueden desarrollar esta dolencia en manos o muñeca. Es un fenómeno degenerativo.

    Respecto al inicio de esta afección, lo habitual es que empiece a dar indicios de alguna sintomatología partir de los 50 o 55 años. Se presenta, a veces, con dolores articulares mínimos que pueden ser aliviados con un analgésico común y un poco de ejercicio. «No significa que todo aquel que tenga artrosis sea del mismo grado. No obstante, todos tenemos algún grado de degeneración en nuestros cartílagos a partir de los 50», indicó Carlos Di Stefano, médico especialista recertificado consultor en ortopedia y traumatología, jefe del Servicio de Ortopedia y Traumatología del Sanatorio Otamendi.

    Cuando el dolor no para

    A menudo, el sufrimiento o la rigidez limitan las actividades cotidianas como caminar, agacharse o levantar un objeto del suelo de las personas que padecen artrosis. Cuando el malestar persiste en reposo o no se alivia con la medicación analgésica o la terapia física, es probable que la cirugía sea la respuesta. Sin embargo, antes de llegar a este escenario, es importante agotar las alternativas de tratamiento más conservadoras como bajar de peso, hacer fisioterapia, usar bastón o andador para asistir la marcha y la toma de los fármacos adecuados, ya sean analgésicos o antirreumáticos, en el caso específico de padecer artritis reumatoidea.

    Agotadas estas instancias, el paciente suele llegar a la consulta del especialista, luego de haberse sometido a tratamientos como medicación analgésica o la indicación de corticoides para el manejo del dolor de sus articulaciones dañadas sin éxito. En esta instancia, el planteo suele ser siempre el mismo: cuándo someterse a una cirugía.

    Sin embargo, de acuerdo a la visión de Di Stefano, «el paciente se opera cuando él quiere. Esto, dicho así, puede sonar raro pero el dolor es subjetivo». En este sentido, el experto aclaró que hay personas en las que se puede observar en radiografías que presentan una gran degeneración en la articulación por artrosis en coyunturas como la rodilla o cadera, que son las más habituales en el tratamiento quirúrgico. Sin embargo, aclaró que para muchos de ellos, que pueden manejar su dolor tomando analgésicos, la operación no estaría indicada.

    Por el contrario, hay personas que, con una degeneración menor, padecen un dolor que puede llegar a limitarles el desarrollo de sus actividades diarias, los condiciona a no poder caminar más que un par de cuadras o incluso puede llegar a incapacitarlos. Para este último grupo, la respuesta es la operación.

    El cambio y su funcionalidad

    «El tratamiento quirúrgico de la artrosis, la mayoría de las veces, es protésico. Las más comunes son las prótesis de cadera, de rodilla», indicó Di Stefano. La cirugía de reemplazo articular o artroplastia, es un procedimiento en el que se saca la articulación dañada y se pone una articulación artificial en su lugar. Este tipo de intervención puede aliviar el dolor del paciente y ayudarle a moverse con más facilidad, sentirse mejor y recuperar su calidad de vida. Si bien las caderas y las rodillas son las articulaciones que con mayor frecuencia se reemplazan, también se pueden reemplazar los hombros, los codos y los tobillos.

    Este tipo de operación cada vez es más común. Según estimaciones de los Institutos de Salud de los Estados Unidos (NIH), más de un millón de personas se someten a una cirugía de reemplazo de cadera o de rodilla en ese país cada año. Las investigaciones han demostrado que este procedimiento puede ayudar incluso a pacientes de edad avanzada a recuperar movilidad y a sentirse mejor.

    En lo que respecta a sus variedades funcionales, hay gran número de clasificaciones y diferencias ya que pueden ser totales o parciales o de distintos materiales y superficies. De acuerdo al especialista, este abanico de posibilidades puede provocar cierta ansiedad en el paciente a la hora de discutir cómo será la suya. No obstante, «si bien el paciente puede decidir cuándo operarse, la elección del material de reemplazo corresponde únicamente al cirujano», destacó el experto.

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