El bucle plateado del río marrón ondula en la imaginación de los navegantes recordándoles que esa entidad repleta de vida y muerte en partes iguales que los mece, es una masa acuosa que nace adonde la mirada no llega y promete llegar al mar.
Es así, no importa cómo se propulse la embarcación, el Paraná es encantador. Lo saben los tripulantes, lo comentan los pasajeros, lo registran los reporteros gráficos.