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lunes, marzo 20, 2023
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    La familia, un lugar de paso

    Francisco Rodríguez / Psicólogo – Mat.078

     

    Especial para Bien! [email protected]

    Como decía Pichón Riviere, el análisis social debe partir del hombre en sus situaciones concretas de existencia. 

    Vemos como la llamada clase media argentina, ha entrado en forma acelerada en situación de pauperización social. Un marcado aumento de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, que llega por momentos al 20%. Es decir que las necesidades básicas de un grupo familiar se encuentran insatisfechas.

    Esta crisis social influye notoriamente en los jóvenes, pues la crisis está relacionada con la falta de trabajo. Son los que más se hallan desocupados, con pobre o nula educación formal, sin proyectos, (¿sin familia?).

    Este es el marco donde situar a las familias argentinas, en las nuevas tensiones, crisis, exclusiones, determinaciones, construcción de subjetividades y representaciones sociales.

    Si el modelo preponderante en los 70 era la aspiración de un ascenso social a través de la educación, del trabajo, de la capacidad de ahorro, etc, donde había esperanza basada en que una generación tenía que estar mejor que la anterior. La corrupción económica-política, la pérdida de la ética social, política, laboral estatal o privada, junto a la continuación de las políticas neoliberales en lo económico, han fracturado estas ilusiones y expectativas.

    Hoy, la falta de perspectiva en un futuro promisorio, lleva a la desintegración social y familiar, al aumento de la inestabilidad laboral, a la pérdida de la confianza en los sistemas de apoyo provisionales y de salud, cunden el sentimiento de indefensión, aumentan notablemente las depresiones, las tasas de suicidio en jóvenes y adultos mayores, la huida hacia las adicciones. Panorama desde el puente más que preocupante.

    En una entrevista personal, Zygmunt Bauman (2004), explica que actualmente el sentimiento dominante en la población mundial se establece en la precariedad, que se concreta como incertidumbre, hacia las instituciones y hacia las expectativas; como inseguridad, que tiene que ver con el lugar social de las personas, relaciones y afinidades electivas -con quien tener relación más íntima- y por último la vulnerabilidad de la integridad corporal, de las posesiones, de mi barrio y de mi calle. Pérdida de confianza y fe en el otro, en el futuro y en la sociedad democrática.

    LA FAMILIA EN CRISIS DE IDENTIDAD

    Constituirse como persona, implica siempre la existencia de un Otro, sostén, reflejo, identificación, oponente, transmisor de valores individuales y sociales. El hombre no nace como persona, sino que se hace en lo social, dentro de un determinado contexto familiar que incluye un espacio-tiempo, constancia objetal, reforzamiento de conductas, particulares modos de comunicación y de aprendizajes. Es necesario un tiempo de interacción, donde los modos de la cotidianeidad, los intercambios afectivos van configurando nuestra personalidad. Al decir de Maturana, el ser mamífero implica la alimentación compartida, la mirada, el contacto, la caricia, la escucha atenta. Un proceso de humanización.

    Desde el psicoanálisis se plantea que la función de la familia es el lugar de producción de la subjetividad, donde el ser madre / padre remite a un reconocimiento simbólico. Debe existir una filiación y una continuidad generacional, que cifra los deseos, ideales y tradiciones.

    RESUMEN DEPORTIVO

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