Envueltos en relatos mitológicos y hasta en referencias esotéricas, los gatos hacen gala de un sentido de la compañía que tiene sus particularidades. Conocerlas hará la vida más sencilla para moradores y mascotas.
Redacción BIEN! / [email protected]
Una serie de factores ayudaron a que el gato se convierta en una mascota elegida por una legión de personas que residen tanto en casas como en departamentos. Muchos de estos animales viven con total libertad, sobre todo los que habitan casas unifamiliares: los dueños los dejan salir, deambulan por el vecindario y a determinada hora del día regresan en busca de comida y dónde dormir. Pero también se han vuelto una presencia frecuente en los departamentos, pequeños, medianos y grandes.
Aunque es cierto que los gatos exhiben una alta capacidad de adaptación al medio, BIEN! considera que no está de más repasar algunas características que pueden ayudar a entender mejor a nuestros mininos para que la convivencia sea más armónica.
Una de las cuestiones clave si se vive en edificios de altura es asegurarse que los balcones y ventanas no se conviertan en una trampa mortal para estos curiosos felinos. Un error común es pensar que genéticamente tienen la capacidad de evitar los accidentes en altura. Lo cierto es que cuando los gatos se enfocan en jugar o perseguir algo pierden la panorámica de los riesgos, porque en la misma medida en que se concentran, se abstraen del entorno. De ese modo se entiende que, pese a su inmensa agilidad, no están exentos de darse un severo porrazo que los lesione o los mate al caer desde cierta altura.
Otro detalle a tener en cuenta es que son animales trepadores. Si vivieran en una casa con patio, un árbol les parecería un paraíso vegetal: subirían, caminarían por las ramas, se agazaparían, intentarían cazar pajaritos y hasta aprovecharían para afilarse las uñas.
Pero si les tocara en suerte vivir en un departamento, su dueño tendrá que pensar cómo reemplazar ese ejercicio físico y de entretenimiento. En primer lugar, conviene dejar libre la parte superior de los muebles porque más temprano o más tarde el gato mirará la habitación desde allí. Otra sugerencia es no dejar objetos arriba de los modulares o bibliotecas, mucho menos si son rompibles: los felinos aman hacerlos desbarrancar, no importa si son planteras, lentes, tazas o lo que fuere.
Cuidados básicos
Que el gato esté aislado en un departamento no significa que no haya que ponerle las vacunas y el antiparasitario. La consulta con un veterinario permitirá que la mascota reciba también estos cuidados periódicos que serán beneficiosos para el gato y para las personas con las que convive. En la veterinaria también se puede consultar por el alimento adecuado, que dependerá en buena medida del tamaño y la edad del animal.
Como criterio general, aplica uno que es extensible a los seres humanos. En la buena alimentación de los gatos lo mejor es no prestar atención a la publicidad sino a los ingredientes que están detallados en el paquete, previa consulta con el especialista.
Además de alimento hay que asegurarse de que el gato cuente con agua limpia y, en el verano, fresca. Algunos conocedores recomiendan separar el plato de la comida del tarrito del agua.
Otra característica de los gatos es que para defecar y orinar necesitan cierta intimidad y estar tranquilos. De esa manera, la bandeja sanitaria debe estar en un lugar fuera del paso de las personas, pero al resguardo de ruidos molestos, como los que puede generar el lavarropas en el lavadero. Con la bandeja, sanitaria el dueño se asegurará que el gato le dará un uso intensivo y preciso. Lo que sí, diariamente, debe limpiarla para que el espacio quede aseado y los malos olores no dominen el ambiente.
Un rasgo distintivo de los gatos es que les darán pautas a sus dueños de cuáles son sus intereses concretos: si quieren comida o agua lo hacen saber a través de un maullido particular. Lo mismo en el caso que quieran ser acariciados o que se los deje deambular. Estando atentos a estas señales que el animal comparte, la convivencia será armónica.
Por último, una práctica típica de los gatos es que viven acicalándose, razón por la cual no es necesario bañarlos, salvo que, por alguna razón, se ensucien de cabo a rabo. No obstante, hay personas que en el verano aprovechan para refrescarlos pasándoles un trapo mojado o un cubito de hielo por la panza, el lomo y las extremidades. Son formas de cariño que el animal agradece.