Puede intuirse que a una plaza cualquiera –por ejemplo, la Alberdi– las personas la recorren a paso ajustado, las palomas la revolotean en busca de alimento o los lectores la aprovechan para trasladarse a mundos fantásticos, hechos de imaginación y de ideas.
Es un espacio múltiple, repleto de rincones diversos, a los que generalmente no le prestamos atención para no molestar a sus ocasionales moradores. En ese sentido, la fotografía realiza un aporte significativo porque condensa para nosotros postales de una galaxia en constante evolución.