María de los Ángeles Facciano es policía, comisaria inspectora. Hace 26 años que asumió el desafío de abrirse paso en esta profesión, que tradicionalmente estaba reservada para el varón. Desde el año pasado está al frente de la Subdirección de Investigaciones de la Departamental Paraná. Se trata de un puesto clave en el organigrama de la Policía, que por primera vez ocupa una mujer. Con compromiso y responsabilidad, lleva adelante la tarea de mantener el orden público y preservar la seguridad de los ciudadanos. Estas razones le dan sentido a la vocación de Facciano.
Gabriela Gómez del Río / [email protected]
María de los Ángeles Facciano tiene 46 años. Es oriunda de Nogoyá, desde donde vino en 1994 para ingresar a la Escuela de Oficiales de la Policía. Integró la primera promoción que incluyó mujeres en la formación. Facciano ha desempeñado distintas tareas desde que egresó en el 96, entre las que se destaca su trabajo al frente de la División Minoridad y Violencia de Género. En 2017 comenzó a dictar talleres de Violencia de Género para los cadetes y el personal policial.
Diariamente, María de los Ángeles alterna su vida entre el servicio de funcionaria pública y como madre de familia, de Iván, de 18; y Sebastián, de 13.
En el inicio del diálogo con MUY, aseguró que “el orden, la disciplina, la lealtad, los valores que me inculcaron en mi casa” motivaron su decisión por esta profesión. “No tengo ancestros en la policía ni en la fuerza. Consideraba que en las fuerzas de seguridad, en las fuerzas armadas podía mantener esta línea de valores en la que fui formada por mis padres.
-¿Cómo fue integrar la primera promoción de mujeres en la Escuela de Oficiales?
-Era una escuela, una institución acostumbrada a formar pura y exclusivamente, varones. Nuestra llegada impactó por el simple hecho que no sabían cómo tratarnos, cuando en realidad, el trato debía ser exactamente el mismo. Nosotras como mujeres, no venimos a ocupar el lugar de nadie, venimos a ocupar nuestro propio lugar.
-¿Considerás que hubo discriminación?
-Creo que había temor, no sabían cómo tratarnos. No sentí que haya habido discriminación, no me sentí discriminada. Pero sí, creo que en ese temor de equivocarse se extremaron los cuidados. Por ejemplo, en los recreos, los varones iban a un patio y las mujeres a otro; y había tareas impuestas, los varones hacían parquización y las mujeres, la limpieza del comedor. Hoy en día, tanto el varón como la mujer pueden manejar la motoguadaña o plantar un plantín. Con el paso del tiempo y con la incorporación de instructoras mujeres, eso fue cambiando, se dio la integración y el poder compartir.
Las mujeres pueden manejar las mismas cuestiones desde diferentes lugares, o diferentes modos, buscando el mismo objetivo, dar seguridad o en la investigación de un caso.
-Has ocupado lugares que han estado reservados para los hombres, ¿cómo te has sentido?
-No puedo decir que haya tenido superiores que por el sólo hecho de ser mujer me hayan maltratado. Pero sí, siempre he sido muy responsable con mi trabajo, y los superiores que he tenido lo han sabido reconocer, en un marco de respeto. No puedo decir que por ser mujer no me han dado la oportunidad, estoy muy agradecida con todos los superiores que he tenido. Al lugar no me lo dieron, al lugar lo hice.
“Estoy sumamente conforme con mi carrera, que me hayan designado acá (en la Subdirección de Investigaciones) fue todo un reconocimiento, y lo sentí de esa forma por parte del comando superior de la policía. Estoy muy agradecida, es un lugar muy interesante, he ido aprendiendo cosas que desconocía”, expresó Facciano.
Minoridad y Violencia de Género
María narra su trayectoria policial y pone énfasis en su paso por la División Minoridad y Violencia de Género, donde se desempeñó durante ocho años.
“Haber trabajado ahí me dio la posibilidad de replantearme algunas cosas. El trabajo que se hace desde Minoridad y Violencia de Género es un trabajo mucho más comunitario, mucho más cercano, no solamente a las víctimas, sino también a los niños y adolescentes que sufren diferentes vulnerabilidades. Al conocerlos se puede comprender, no justificar, cómo viven, cómo sienten otras mujeres que son violentadas por otras cuestiones, no sólo la violencia ejercida por sus parejas, sino también la violencia que se da en la sociedad”, dijo.
Trabajo responsable y en conjunto
“Trabajar en Minoridad me permitió poder empezar a trabajar desde las perspectivas, desde los derechos humanos, con las perspectivas de género. Hoy tenemos una ley (Micaela) que nos obliga a eso, pero esto ayuda a poder ubicarte en el relato que te cuenta una víctima. Como funcionarios policiales, lo que hacemos es plasmar en un papel un relato, que debe tratar de transmitir de la mejor manera. Ese papel no tiene que llegar frío a quien tenga que tomar las decisiones, en esas decisiones puede estar la vida de otras personas”, afirmó.
Además, reconoció que algunas veces se ha enojado o molestado con resoluciones judiciales de casos que han requerido su atención.
“Por ahí uno se enoja o se molesta porque no entiende, pero también tiene que ver con cómo uno plasme lo que dice la víctima. Siempre les digo a los oficiales, que cuando se hace una denuncia no vale quedarnos con información que no se escriba. Lo que da un panorama de la realidad es lo que la víctima dice, la dureza de sus palabras, el uso de las comillas, escribir tal cual lo que dice la víctima y no lo que se interpreta. Lo que importa es poner lo que dice esa persona, que acude a la policía como un lugar de ayuda y de contención”.
Luego, Facciano confió: “He tenido mandamientos judiciales en los que disponían, por ejemplo, el retiro de un niño de un hogar, ya sea de su mamá o de su papá, y he visto a esos niños prenderse de las piernas de personas adultas, llorando. Cuando pasaba eso, llamaba, hablaba con el juez, preguntaba si tenía que cumplir con esa orden, y algunas veces se echaba atrás la medida. Esas situaciones son las que cuentan”.
Género
Desde la división Minoridad y Violencia de Género desde 2017 se imparten capacitaciones específicas, que están a cargo de Facciano. “Comenzamos a trabajar con capacitaciones al personal policial sobre niñez y sobre violencia contra la mujer. Cuando sale la ley nacional, la 27499, la Ley Micaela, presentamos al Ministerio de Gobierno desde la Policía, un equipo de trabajo con otros funcionarios para que nuestros policías tuvieran la capacitación en perspectiva de género y de violencia contra la mujer, enfocada desde la actividad policial. Ese proyecto fue aprobado por el Observatorio de Ley Micaela, y desde el año pasado lo pusimos en práctica y pudimos capacitar a 1.355 funcionarios policiales. Este año vamos a tener un número similar, en las escuelas de policías también estamos llegando con estas capacitaciones”, explicó.
Dijo que “intentamos que nuestra policía esté a la altura para atender a las víctimas. La violencia contra las mujeres es un flagelo a nivel mundial, y nuestros hombres no están exentos a eso y también tenemos funcionarios que han sido denunciados por violencia. Un proyecto que tenemos, a futuro, es poder llegar con trabajos grupales, con profesionales que puedan asistir, acompañar y trabajar estos cambios en nuestros funcionarios que están denunciados, en pos de que puedan ir cambiando estas conductas”.
-Actualmente, ¿cuál es tu función?
-La Dirección Investigaciones es un organismo dependiente de la Jefatura de Policía de la provincia de Entre Ríos, y está a cargo del comisario general Ángel Ricle; y en una segunda línea me encuentro yo como subdirectora de Investigaciones. Mi función principal es colaborar y acompañar en forma directa con la conducción operativa, administrativa y técnica de la Dirección, que está conformada por siete divisiones, dos de ellas son administrativas y las otras cinco son estrictamente de investigación -Homicidio, Robo y Hurto, Delitos económicos, Sustracción de Automotores y Trata de Personas.
-¿Que significa para vos ser policía?
-Para mí es un orgullo. Era mi sueño, yo quería estar en una fuerza, no me arrepiento de ser policía –dijo notablemente emocionada, y agregó- es muy fuerte.
Estoy sumamente conforme de lo que soy, de lo que he logrado y estoy muy agradecida. Me hiciste llorar –reconoció enjugándose una lágrima.
Mamá y policía
Al ser consultada sobre cómo es sobrellevar el día a día, como mamá y policía, María confió a MUY: “Por ahí es un poco complicado. Siempre he necesitado del apoyo de otras personas, que se encargaran del cuidado de mis hijos, sobre todo cuando eran más chicos. Mi esposo trabaja todo el día también, así que siempre conté con una persona que prácticamente, me los crió, es tal la cercanía que mis hijos le dicen abuela. Ha sido mi mano derecha en poder criarlos, no sólo en el cuidado físico sino en lo afectivo. Se complica con la escuela, con los trabajos prácticos, con otras actividades que ellos han necesitado que su mamá y su papá estén a su lado, y bueno, uno hace de todo”, reconoció María.
Dijo: “Arranco a las 6 de la mañana y termino como a las 12 de la noche todos los días. A las horas de trabajo se le suman las horas de la casa, si bien tengo ayuda, siempre hay cosas por hacer”.
Datos
María de los Ángeles Facciano
Nació en Nogoyá, el 10 de junio de 1976. Se radicó en Paraná en 1994, e ingresó a la Escuela de Oficiales de la Policía de Entre Ríos.
Está casada y tiene dos hijos, Iván, de 18 años; y Sebastián, de 13.
Hobbies: Le gusta mirar TV y series. Y aseguró: “Odio la cocina”.
Trayectoria
María de los Ángeles egresó a fines del 96. Su primer destino fue la Dirección Institutos Policiales, como instructora de los cadetes y acompañante de las cadetes femeninas. Trabajó en la Jefatura Departamental Paraná, en la Comisaría Sexta. Estuvo en la sección Cuerpo y Guardia de la Departamental Paraná. Luego, volvió a la Escuela de Oficiales, como jefa de Cuerpo, teniendo a cargo los oficiales instructores.
Posteriormente, fue trasladada a la Dirección Minoridad y Violencia familiar, como jefa de la división, estuvo unos años. En 2015, pasó a Institutos Policiales, a cargo de un curso de agentes femeninas. De ahí fue trasladada a Minoridad y Violencia de Género, donde en total estuvo ocho años. Desde marzo del año pasado, se desempeña en la Subdirección de Investigaciones.