domingo , 28 abril 2024
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Cuando más, es menos: la polémica por Nembyré

La magnífica escultura de Nembyré, realizada por Luis Perlotti, está emplazada en un punto estratégico del Parque Urquiza.

El rescate de un episodio, que tuvo como protagonista a la bella escultura realizada por Perlotti y emplazada en la rotonda del Parque Urquiza, habilitó una discusión sobre la conveniencia o no de modificar el entorno en que se ubicaba con la intención de resaltar la célebre figura.

En junio de 1997, quienes suelen rondar – en  el mejor de los sentidos- por el Parque Urquiza no podían creer lo que veían. O más precisamente dicho, lo que no veían, lo que faltaba. Nembyré  parecía haberse cansado de que pusieran un bolso en su brazo, o le escribieran el torso, sea  por ignorancia,  desaprensión  frente a una obra de arte  o indiferencia por aquellas cosas que representan nuestra historia. La hermosa figura había desaparecido de su pedestal.


La  puerta de acceso al Parque Urquiza,  desde el centro de la ciudad  permite acceder a obras de arte, entre las cuales es ineludible la mención de Nembyré, esa maravillosa  escultura de bronce, que da la sensación de vida y movimiento, aún representando la muerte, la Danza de la Flecha, en que  la rebeldía del espíritu indígena parece aflorar. Obra del escultor Luis Perlotti,  quien al finalizarla, manifestó su deseo de que fuera colocada  en un espacio amplio, por lo que su donante, el Dr. Pedro E. Martínez, consideró al Parque Urquiza un marco adecuado, por su naturaleza espléndida, por su amplitud y magnificencia.


El lugar no pudo haber sido elegido mejor,  y primaron el deseo y la concepción del artista  y el buen criterio tanto del donante como de quienes  desde el municipio recibieron la donación. Fue emplazada allí, donde puede observarse actualmente,  el 1° de junio de 1933, en esa estratégica rotonda que permite apreciarla desde todos los ángulos, con las distintas luces del día y con las sombras de la noche. Allí nos conduce directamente la Avenida Alameda de la Federación.
La obra había sido premiada con medalla de oro en la Capital Federal en 1927, y con la gran medalla de oro  como parte del conjunto de obras americanistas en la Exposición de Sevilla de 1928.  Era y es  un tesoro de la ciudad.  Y de pronto, aquella jornada de junio de 1997, no estaba en su lugar.


En realidad no había misterio. La obra había sido sacada de su emplezamiento para construirle una fuente alrededor, idea que seguramente respondió a la intención de mejorarla y favorecerla con iluminación y agua en movimiento, para reemplazar el humilde y discreto pedestal  en que estaba colocada, que precisamente intentaba no competir con la belleza de la obra.  No tenemos porqué dudar de esa buena intención, pero ¿Qué pensaría Perlotti de la intromisión de esta buena intención en su concepción artística? No requirió de esos recursos para ganar los premios que obtuvo.


¿Acaso  la Danza de la Flecha que él pensó requería ser embellecida con algo que no emane de ella misma? ¿Era poco marco para su obra el proporcionado por la magnificencia del parque? que incluso dejaba gran espacio a su alrededor  para  que no se dudara del respeto a su potencia expresiva.

POLÉMICA

Una nota en la sección Dígalo Ud. mismo de El Diario, sugería la reconsideración del proyecto teniendo en cuenta los testimonios que rodeaban a la obra  surgidos tanto del artista como del donante
Puede modificarse  la mano en que se transita una calle, puede disponerse que los edificios tengan determinada altura, puede medirse el grado de necesidad de realización de una obra por la cantidad de personas a las que beneficia; pero difícilmente pueda pensarse en la posibilidad de  modificar la intencionalidad y la significación de una obra artística. Y este era el caso.
La rotonda, la fuente, las flores a su alrededor son vistosas sin duda,  pero  incapaces de agregar algo a la belleza  “a la desnudez de ese indígena que hasta en la muerte ensaya un paso de ballet como diciendo… aunque luego no estemos más, seguirá nuestro espíritu  consustanciándose con lo bello, que es lo bueno, de las entrañas de ésta mi tierra aguerrida…”  


Estas últimas palabras, están incluidas en  una nota publicada también en Digalo Ud. Mismo, el 16  junio de 1997, apoyando y complementando la anterior. La nota, publicada algunos días antes de la mencionada más arriba, manifestaba el asombro por la decisión de cambiar  el contexto de  La Danza de la Flecha. En ella, Myriam López Meneclier,  agrega un testimonio personal que nos describe  el momento de la inauguración de su emplazamiento:
Recuerda : “Tengo muy presente el momento de su inauguración,  cuando de la mano de mi padre y del Dr. Pedro  E. Martínez, muy amigo  de mi familia, llegamos hasta la Danza de la Flecha.  Allí, con la elocuencia de los hombres “du temps jadies”, que buscaban un estilo para Paraná, hablaban de la poca, discreta y bella ornamentación que debía contornear la preciosa escultura. Martínez con su fina  espontaneidad, se inclina hacia mí y me pregunta: “ Y a ti, ¿ te gusta? Mezcla de ternura y de querer compartir, la honda impresión de lo bello” …


Y continuando la nota, Meneclier expresa: “Como usted  – Sr. Director- y como todos los paranaenses, amo esa escultura de Luis Perlotti, que mereció tantos premios” – y pide al intendente de entonces- “no perdamos el amor de lo artístico y bellamente añejo. Nada de la fría y nueva técnica, nada de las lamentables luces con que a veces se pretende embellecer a Paraná, es suficiente sólo la desnudez de ese indígena que hasta en la muerte ensaya un paso de ballet… El gesto de la Danza de la Flecha es demasiado armónico y espléndidamente sufriente, para acercarse a lo que no es como ella. Allí debe estar, como hasta hace poco. Sola. Ella se basta “.


La decisión se transformó en hecho y hay un único mérito a reconocer: han sido muy pocas las ocasiones en que la escultura volvió a sufrir alguna agresión. Pero de vez en cuando es lindo volver a imaginar a Nembyré en su solitaria y espléndida belleza plasmada en el bronce.

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