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Narices rojas para cantar la vida

Paula Righelato y Ezequiel Caridad. Foto: Juliana Faggi
Paula Righelato y Ezequiel Caridad son actores, productores y directores. Son una pareja de payasos de la ciudad de Paraná, que soñaron con ser artistas, con actuar y recorrer escenarios y lo lograron. Con picardía, comentarios propicios e impertinentes, apelan a la sensibilidad, conmueven y emocionan.

La Redacción de EL DIARIO se colmó de risas, anécdotas e historias payasas y de la vida cotidiana con la visita de Paula Righelato y Ezequiel Caridad para la entrevista con BIEN! Ella comenzó a actuar en la adolescencia, mientras Ezequiel era músico y una amistad de la escuela secundaria lo acercó a Paula. Comenzaron a charlar, planearon un viaje para conocer el sur del país en pleno enero de 2006 y lo concretaron. Se enamoraron en esa ida, estiraron la vuelta a la ciudad y no se separaron más. Él disfrutaba de verla en el escenario, imaginaba compartir una obra junto a ella, y empezó a estudiar teatro. A los pocos meses, llegó a sus vidas, Inti, la mayor de las hijas de la pareja, luego le sigue Melián. El nacimiento encendió el amor y avivó los proyectos artísticos. Forjaron la Compañía Teastral, comenzaron a producir obras para todas las edades y se lanzaron a los espacios callejeros, que luego los llevaron a los escenarios de distintos puntos del país. Durante el diálogo, Righelato comentó: “El mundo payaso es lo que más nos gusta de nuestra forma de trabajar, pues nos permite acercarnos al público de otra manera y conmoverlo”.

—¿Cómo llegan al teatro?

PR: —Yo estaba becada en un taller de Rubén Clavenzani, al terminar la escuela pero todavía no me dedicaba a dar clases. También trabajaba con algunos grupos, pero mis ingresos eran del trabajo en la imprenta y en la agencia de noticias de mis padres. 

EC: —Cuando nos conocemos con Pauli, una de las cosas que admiraba mucho además de su personalidad y de todo lo que es ella, era esa potencialidad que tiene cuando está en el escenario. Yo la miraba y el deseo de querer estar ahí con ella, fue lo que hizo que empezara a involucrarme en el ambiente artístico. 

Paula Righelato y Ezequiel Caridad en la redacción de revista BIEN en El Diario de Entre Ríos. Foto: Juliana Faggi

—Ezequiel, ¿habías hecho algo artístico en tu niñez, en la adolescencia?

—Mi mamá es profesora de música, así que estuve ligado con la música, siempre. Estudié piano y guitarra, de muy chiquito. Después un poco me desvinculé de eso, y en la búsqueda de qué quería hacer empecé varias carreras relacionadas con la informática. Hice muchos años de Ingeniería Informática en la UTN, en Santa Fe. Me formé en lo que es Programación, en reparación de computadoras, en pleno auge de Internet. Me empecé a relacionar más con la programación, a programar páginas web, que también era el auge de las páginas web y fue un momento económicamente interesante porque empecé a laburar para el exterior. Fue un momento interesante hasta que me explotó la cabeza, y el ánimo con la informática se me vino para abajo. Ya era 2005, cuando nos encontramos con Pauli y seguí un poco relacionado con la informática hasta que nace Melián, en 2011, y largamos todo lo que hacíamos en relación de dependencia y nos dedicamos de lleno a la actividad artística. Yo empecé a hacer teatro con Clavenzani, un poco también como para superar algunas cuestiones de timidez.

—¿Cuándo comienzan a compartir el recorrido artístico?

EC: —Cuando quedamos embarazados de Inti, estrenamos un espectáculo con Pauli con una panza re grandota. Y nació Inti, y a los cinco días en el frenesí y la locura ya estábamos ensayando otro espectáculo nuevo y así.

PR: —Teníamos que producir, había que generar. La llevamos al Juanele y había que ensayar, y se la dimos a un amigo que no alzaba bebés, —recordó entre risas. 

Foto: Juliana Faggi

—¿Cómo fueron esos comienzos?

EC: —Me re enganché, lo reemplazábamos a Rubén (Clavenzani) en sus talleres cuando él no estaba, y de a poco me fui vinculando cada vez más en el ambiente artístico, impulsado por Pauli. Hicimos juntos la Licenciatura en Teatro en Santa Fe. Un poco también investigué por mi cuenta sobre el mundo del clown, en el mundo del payaso, del humor físico, de la comedia, que siempre me gustó. 

PR: —Hemos crecido, hemos aprendido juntos, porque son un montón de años, pero en el trayecto en el que nacen hijos, en el que hay que producir, trabajar y generar posibilidades para vivir de esto, que es como cualquier otro trabajo. Mientras íbamos haciendo eso, él fue formándose en lo que es el mundo payaso, que es lo que más nos gusta de nuestra forma de trabajar, pues nos permite acercarnos al público de otra manera. En ese recorrido, su estudio, su aprendizaje y su búsqueda con otros maestros, esto de los golpes y caídas, humor físico, mezclado con lo musical hacen que para mí sea un maestro. De hecho, si yo tengo un trabajo armado o por armar, le pido que pase su mirada porque además de información y conocimiento, tiene una mirada especial sobre las cosas, sobre la risa, sobre el humor, sobre lo bello, sobre todo. 

La Compañía Teastral

—¿La Compañía Teastral cuándo nace?

PR: —Cuando Inti nació, en 2007. Nosotros ya habíamos hecho una primera producción medio sin identidad, sin saber ni quiénes éramos, que se llamó Wisteria y el hada. Y a partir de ahí había que generar material, trabajo para producir. Recién empezábamos y tampoco podíamos ir a una sala y pedir fecha, no nos iba a ir a ver nadie. Pero teníamos que parar la olla. 

—¿Qué surgió de la flamante compañía?

—Armamos una adaptación del Quijote, para la calle. Pero éramos nueve personas, éramos muchos para que nos diera de comer a todos. Lo probamos tres meses que fue la primera vez que hicimos teatro de calle, y después el resto de los compañeros que estaban en la propuesta se orientó hacia lo que tenía que hacer, y quedamos tres. Marcelo Estebecorena fue nuestro director durante mucho tiempo.

Mundo payaso

El payaso cuenta la vida tratando de conmover, apela a las emociones, a la sensibilidad y desde ese lugar se relaciona con el espectador. “Lo primero que tiene que hacer el payaso es conectar con el espectador, si no hay conexión no funciona”, expresó Caridad. Y Righelato agregó: “No podés hacer reír a alguien de manera obligada, por eso se tiene que establecer una relación”.

—Las ganas de ser payasos, ¿cómo surgen? 

EC: —Y está un poco relacionado con el trabajo de la calle porque hay que llamar la atención, hay que entusiasmar al transeúnte que que no está yendo a un lugar específico a ver teatro, sino que es como un espectador más espontáneo. Entonces, ahí fue un poco que empezamos a buscar herramientas. Buscamos a través de la música, de la percusión, la batucada, a través del circo, malabares, swing. Empezamos a jugar y el camino nos fue llevando a volcarnos de lleno al mundo del payaso. 

PR: —Porque cuando empezamos a tomar distintas herramientas, a capacitarnos con maestros de otros lados y a relacionarnos con el circuito de festivales, empezamos a ver espectáculos y vimos que lo que hacíamos tenía una forma. 

Después de unos años conocemos a un grupo de Rosario, una banda de payasos músicos, y empezamos a tomar formación con ellos, Y ahí armamos el primer espectáculo payaso de nuestra Compañía “Un, dos, tres, dos payasos intentando ponerse de acuerdo”. Eso fue 2014-2016, que después devino en lo que hoy es Suite Criolla. Esos fueron los inicios, y después de ahí, todo lo que hemos hecho son espectáculos que están relacionados con el mundo del clown, del payaso.

—Sus obras tienen un sello que los caracteriza…

PR: —Sí, sí porque es lo que nos apasiona. Nuestras producciones están orientadas al mundo del payaso. En general, hacemos teatro popular, teatro callejero.

“VidayVuelta”

A fines del año pasado, Righelato y Caridad presentaron la obra “VidayVuelta”. “Fue un poco la necesidad de hacer un espectáculo tratando de buscar otros públicos. Hay que llegar a esa persona que no va al teatro, y un poco lo cumplimos. Llegaron personas que no habían visto nunca teatro y no podían creer que se podían conmover con un espectáculo teatral con payasos”, contó la artista.

Lo que viene

“Tenemos una gira por San Luis y Córdoba, los primeros días de enero. Vamos a circular por tres festivales con dos producciones nuestras”, comentaron.

Además, Righelato y Caridad trabajan con la Biblioteca Popular Caminantes en el festival Circo Teatro Dorado, que en febrero próximo va a tener una nueva edición. 

En tanto, los artistas confirmaron que este año habrá otro Espectáculo de Clown en Paraná. 

El INT

Atendiendo la situación del Instituto Nacional del Teatro, Righelato comentó: “Nadie puede vivir del Instituto Nacional del Teatro porque es un organismo que aporta a los proyectos. Es una ayuda para que puedas llevar a cabo el proyecto. Por ejemplo, nosotros estuvimos un año y medio produciendo, invertimos nuestro capital humano y pusimos de nuestra plata para poder generar el espectáculo. Gestionamos un subsidio de producción ante el Instituto Nacional del Teatro, que subsidia producciones para que esos espectáculos puedan circular porque la idea es promover la actividad cultural, llevar teatro donde no llega”, señaló Righelato. 

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