sábado , 27 abril 2024
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Navidad: Papá Noel ya no es lo que supo ser

Los juegos para intercambiar regalos son estrategias que pueden reforzar los vínculos. Foto: Juliana Faggi.

Cada vez son más las familias que organizan estrategias como “el amigo invisible” o “el juego del regalo” para intercambiar obsequios en Navidad, alternativas “más económicas y muy divertidas” que permiten que en grupos numerosos todos reciban al menos un regalo y mantengan la “magia” de esta fiesta.

Emilce Vera Benítez tiene 77 años y desde hace casi una década es la encargada de organizar con su familia “el Papá Noel invisible”, la adaptación navideña del clásico juego del amigo invisible en el que a cada participante se le asigna aleatoriamente a otra persona del grupo para hacerle un regalo de forma anónima.

“Así, cada uno puede tener un pequeño presente y revivir la infancia porque siempre tenemos un niño en el corazón. Me parece que la magia de la Navidad es que alguien se acuerde de vos y te sorprenda con un regalo”, dijo la consultada y aseguró que la magia es también “el amor que se reaviva en la familia”.

“Mi abuela hace el sorteo con papelitos muy rústicamente y nos va avisando por privado en WhatsApp a quién le toca regalar a quién. En total somos 15 y todos debemos guardar el secreto”, contó, por su parte, Sofía Ruscitti, una de las nietas de Emilce.

Entre las ventajas de hacer el amigo invisible, Sofía destacó que “da la oportunidad de regalarle a una persona algo especial” y agregó que cuando recibe un regalo pensado para ella se siente querida.

Esta nochebuena Emilce recibirá a sus ocho nietos y a toda su familia en su casa de Berazategui, al sudeste del Gran Buenos Aires, donde “desde las doce de la noche se arma toda una fiesta de desenvolver regalos”, relató.

Pero antes de la medianoche tiene lugar otro festejo en la casa de Emilce porque el 24 de diciembre es también su cumpleaños. Por esa coincidencia sus padres le pusieron como segundo nombre Natividad y quizás sea también por eso que todo lo relacionado con esta fiesta la emociona profundamente.

“La Navidad tiene todo un clima de amor y de compartir. Así que espero haber podido transmitirle eso a mis nietos para que, cuando yo no esté, sigan unidos porque es la diversidad de la familia la que nos enriquece”, afirmó Emilce.

Miradas

Sobre estas tradiciones que se mantienen de generación en generación, Diego Rodolfo Viegas, antropólogo y profesor titular de la Universidad Nacional de Rosario, dijo que la Navidad es “el único rito importante conservado por Occidente y cada grupo, e incluso cada individuo, le encuentra un sentido diferente. Para algunos puede ser simplemente la reunión familiar”.

A su vez, el director del Centro de Estudios en Antropología del Conocimiento y la Conciencia, de la UNR, explicó que la Navidad sigue siendo un “rito bastante ceremonial” que responde a la necesidad psicosocial de establecer un corte en el tiempo para fijar el final de una etapa y el comienzo de otra.

Mientras que Emilce mantiene la tradición de hacer el sorteo del Papá Noel invisible con papelitos, otras familias empezaron a usar páginas web especialmente creadas para este juego, donde ingresan la lista de participantes y cada uno recibe un mail con el nombre de a quién regalar.

Tal es el caso de Luciana Vega, quien contó que para esta Navidad organizaron el amigo invisible porque “es lo mejor para que todos podamos dar y recibir algo, y que no sea un gran gasto económico el tener que regalarles a todos como se hacía en años anteriores”.

“Me entusiasma saber a quién le toqué y adivinar, eso me emociona”, aseguró la joven de Santa Fe capital y remarcó que “la idea es que no se pierda la esencia de los regalos en Navidad cuando uno deja de ser niño”.

Para María Fernanda Rivas, psicóloga y coordinadora del Departamento de Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina, los regalos “tienen un valor social en sí mismo: no sólo se considera el valor de lo que se intercambia, sino que ese acto tiene también un sentido pacificador”.

“Desde tiempos remotos, las tribus primitivas intercambiaban como regalos objetos que tenían un valor simbólico para sellar alianzas o evitar guerras. Y algo de este efecto sigue apareciendo cada vez que se entrega un regalo. Puede ser una muestra de afecto, de reconocimiento, de inicio o consolidación de una relación”, precisó la especialista.

Por su parte, Viegas destacó que la tríada de dar, recibir y devolver “sigue siendo importante para fomentar alianzas sociales que son fundamentales para sobrevivir”.

Experiencias

Para Julián Miranda, el amigo invisible ya se convirtió en una tradición con la familia de su esposa porque consideran que “es una atención linda para cerrar el año”.

“Comenzamos a realizarlo por una cuestión económica, somos muchos y se nos dificultaba comprarles regalos a todos”, aseguró Julián.

Ellos también hacen el sorteo en una página web y acuerdan el valor del regalo para que todos gasten lo mismo. “Después de las doce, lo más divertido es adivinar quién te hizo el regalo”, destacó.

Sobre la idea de hacer regalos navideños entre adultos, Julián apuntó que le parece importante porque en su familia “hay varios integrantes que no tienen hijos, entonces no participarían”.

En la misma línea, Rivas planteó que “los adultos también necesitan jugar y recibir regalos, por lo que el amigo invisible es una buena oportunidad”.

“Este juego no requiere gran espacio físico ni mucho dinero, pero sí disposición emocional para poder alcanzar un ‘estado mental de juego’ compartido entre todos los participantes. Cuando esto sucede, el jugar genera encuentros y enriquece los vínculos”, añadió la psicóloga.

Y apuntó: “Más allá de la satisfacción que causa a adultos y niños conseguir el ansiado regalo, quizás lo más valioso sea permitir el despliegue de la creatividad y la ilusión”.

Como muestra de creatividad, hay familias que reinventan las pautas del amigo invisible y plantean alternativas, como “el juego del regalo” que hace Emilia Antonyuk, con la familia de su novio.

“Las reglas son que tenés que elegir comprar un solo regalo, que sea genérico y pueda gustarle a la mayoría. Entonces, lo envolvés muy bien para que no se vea qué es y se ponen todos los regalos arriba de una mesa. Por ronda, va pasando cada participante, elige un regalo y lo abre para que todos lo vean”, explicó Emilia, quien vive en el barrio porteño de Floresta.

“Nosotros jugamos a que podés intercambiar el regalo la cantidad de veces que quieras hasta que estés contento con el que te tocó”, agregó la joven y remarcó que uno de los momentos más divertidos es cuando cambian los obsequios muchas veces y “generan estrategias”.

Por último, destacó que la decisión de hacer este juego “tiene que ver con divertirnos y no deja de tener la cuota linda del gesto de dar y recibir un regalo en Navidad”.

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