domingo , 28 abril 2024
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Salud mental: Se pierden anualmente 15.000 millones de días de trabajo

Especialistas internacionales y nacionales alertaron sobre el “fenómeno del presentismo” ineficiente, una situación invisibilizada en la que los trabajadores no pueden desarrollarse plenament. Es en el marco de la  la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental en el CCK.

Cada año se pierden 15.000 millones de días de trabajo, a nivel mundial, por problemas de salud mental como ansiedad y depresión, afirmaron este viernes especialistas internacionales y nacionales, y alertaron sobre el “fenómeno del presentismo” ineficiente, una situación invisibilizada en la que los trabajadores no pueden desarrollarse plenamente, en el marco de la segunda jornada de la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental que se realiza en la ciudad de Buenos Aires, la primera sede latinoamericana de estas jornadas.

“Cada año se estima que se pierden 15.000 millones de días de trabajo por ausencias de trabajadores por temas de salud mental. Y el costo es de 1 billón de dólares por año en pérdida de productividad”, aseguró Ruma Bhargava, directora de la Iniciativa de Salud Mental del Foro Económico Mundial, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los datos fueron expuestos en el taller “Salud mental y bienestar en los lugares de trabajo” realizado durante la cumbre que comenzó este jueves y que culminará este viernes en el porteño Centro Cultural Kirchner (CCK).

“Hay dos situaciones que se presentan y causan pérdidas. Por un lado, el ausentismo por crisis de salud mental. Y, por otro, es menos frecuente que hablemos del fenómeno del presentismo, que hace que los empleados se vean obligados a estar presentes, pero no pueden desarrollar su potencial pleno”, explicó la especialista.

El panel también estuvo conformado por Mark Pearson, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); María Eugenia Buceta Mompó, integrante de la Cruz Roja Argentina; Franco Mascayano, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos; Frida Marina Fischer, de la Universidad de San Pablo, Brasil; y Antonio Valenti, directivo del Instituto Italiano de Seguro contra Accidentes de Trabajo.

Con la moderación de Diana Gagliardi, secretaria general de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional (ICOH), los oradores profundizaron en la importancia de que las organizaciones ejerzan un “liderazgo eficaz” para incorporar la perspectiva de salud mental y que implementen evaluaciones de riesgo psicosocial.

Entre medidas concretas, los especialistas mencionaron la necesidad de evitar horas extras y desarrollar políticas de retorno gradual al trabajo para las personas que atravesaron problemas de salud mental.

“Lo más difícil de manejar la salud mental en el trabajo es que hay que cambiar el abordaje por parte de los empleadores”, sostuvo Gagliardi.

A su turno, Mark Pearson detalló que se estima que los costos totales de la mala salud mental que generan ausentismo o “presentismo ineficiente” representan el 4% del PIB en los países de la OCDE.

“Entre un 30 y un 50% de las personas que tiene un problema grave de salud mental sigue trabajando, mientras que el porcentaje asciende al 60% si la patología es leve a moderada”, agregó, y remarcó que son datos que las empresas deberían tener en cuenta porque son las “principales causas en la baja de productividad”.

Y remarcó: “Si tenemos problemas graves de salud mental hay dos veces más probabilidades de estar enfermo y de necesitar licencia, además de que la enfermedad física dura más”.

A su turno, la argentina María Eugenia Buceta Mompó, coordinadora nacional de Salud Mental y Apoyo Psicosocial en la filial local de la Cruz Roja, apuntó que uno de los desafíos es “cómo internalizar pautas de autocuidado”.

Las profesiones mas expuestas

Como los problemas de salud mental difieren según el tipo de trabajo que se realice, Buceta Mompó explicó que en el caso de los voluntarios de la Cruz Roja se puede generar un “estrés postraumático que muchas veces se naturaliza”.

“Se piensa que está el riesgo de que si decimos que no nos sentimos bien no nos vuelven a convocar”, advirtió la psicóloga, y celebró que desde la organización están comenzando a trabajar en programas de prevención y tratamiento junto con el Estado nacional.

Otro grupo que se encuentra entre los más expuestos a problemas de salud mental en el lugar de trabajo comprende a las y los trabajadores de la salud.

“Debemos resaltar que las situaciones de violencia y acoso han sido subestimadas. Los casos de violencia física en el sector de salud son un 5% más que en el promedio general de otros sectores”, señaló Antonio Valenti.

A su vez, los casos de abuso verbal son un 8% más que en el promedio general de otros rubros, según datos del Instituto Italiano de Seguro contra Accidentes de Trabajo.

Frida Marina Fischer, en tanto, planteó que “a veces se malinterpreta la violencia como una cultura de resiliencia entre trabajadores de la salud”, pero alertó que “la violencia en el lugar de trabajo es un riesgo”.

El trabajo es uno de los ámbitos que más afecta la salud mental y este año la cumbre lleva el lema “La salud mental en todas las políticas”, que busca poner a dialogar las áreas del Estado, y también de la sociedad civil, con el objetivo de consensuar y diseñar políticas públicas que den respuesta a las múltiples y complejas necesidades de la población en la materia.

El encuentro se cierra este viernes con una presentación de las conclusiones y recomendaciones que tendrá como oradora a la ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, y el anuncio de la sede de la próxima Cumbre Mundial de Salud Mental, a realizarse el próximo año.

“CUANDO TE DAN EL ALTA, TE DEJAN EN UNA CANOA EN MEDIO DEL OCÉANO Y SIN REMOS”, CONTÓ UNA PACIENTE

En la segunda jornada de la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental que se desarrolla en la ciudad de Buenos Aires, uno de los momentos más conmovedores fue cuando Olivia Cano, una paciente de servicios de salud mental, compartió su experiencia de vida y aseguró que se define “políticamente como persona loca”, y alertó que cuando se recibe el alta de un hospital psiquiátrico, se siente como estar “en una canoa en medio del océano”.

“Cuando te dan el alta definitiva es como que te dejan en una canoa en medio del océano, y sin remos”, aseguró Cano, oriunda del Paraguay y defensora de los derechos humanos y del medio ambiente.

Durante la apertura de la segunda jornada de la cumbre, que se realiza en el porteño Centro Cultural Kirchner (CCK), Cano expuso que “cuando uno está mucho tiempo en el hospital se acostumbra a la cultura hospitalaria. Pero hay que superar la institucionalización, la estigmatización y la discriminación”.

“Tenía la autoestima de que no estaba bien. Es muy difícil sacarse el estigma de loco o loca”, apuntó durante el primer panel de este viernes titulado “Diálogo de expertos: Fortalecimiento de los servicios de salud mental en la Región de las Américas”.

Ante la escucha atenta del auditorio, Cano relató que fue internada en su adolescencia y “sacada del sistema escolar”, por lo que, al recibir el alta, su prioridad fue terminar sus estudios secundarios.

Cano se recibió de ingeniera forestal en la Universidad Nacional de Asunción y actualmente está terminando un posgrado en Antropología.

Su discurso se inscribió en el panel que profundizó en la necesidad de adoptar definitivamente el modelo de salud mental con base en la comunidad para dejar de lado los manicomios.

En este sentido, Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental y Uso de Sustancias de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), apuntó que “los servicios de salud mental están confinados a instituciones psiquiátricas” y agregó que es “alarmante” que las internaciones generalmente se excedan más de cinco años.

En otro tramo de su exposición, Cano narró que a partir de participar en grupos con otros usuarios y usuarias de servicios de salud mental conoció “lo que es el orgullo loco”.

“Nos describimos políticamente como personas locas”, afirmó, y apuntó que no está segura de transitar un viaje a la recuperación, sino “un viaje hacia la reinserción social, hacia el orgullo loco y a otro modelo de salud mental”.

“Cuando salí del hospital dije que no quería que ningún otro niño o niña pase por ahí. Y espero que nadie más tenga que realizar ese viaje”, concluyó Cano con la ovación de todos los presentes.

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