La humana quimera de despegar los pies de la tierra para alzarse y volar como las aves encendió la imaginación de quienes, desplegando alas, se remontaron más allá de las nubes. Con el propósito de alcanzar el sol y las estrellas el mito narró la historia de un hombre que al querer conquistar territorios vedados recibió el castigo por su osadía. El relato llega hoy, a través del teatro, con un mensaje tan potente como aquel. Pero esta vez protagonizado por una valiente aeronauta que, al impulso de las inquebrantables y potentes alas del deseo, resignifica la ancestral historia y le coloca nombre de mujer: Icaria.


