A punto de cumplir medio siglo de trayectoria Magma, continúa su camino. Sin resignar sus convicciones, el grupo nacido en Paraná ha sabido adaptarse a los cambios y persistir en su búsqueda creativa. Con esa convicción estará este sábado en el Teatro 3 de Febrero.
A casi cinco décadas de haber dado los primeros pasos, el grupo Magma continúa en la senda que un puñado de adolescentes paranaenses tomó como rumbo para su vida, en la primera mitad de los años 70. Asociada al nacimiento de la música urbana cantada en castellano y la producción independiente en esta región del litoral argentino, la persistencia de esta plataforma creativa, expresa la profundidad de las convicciones de los músicos que la integraron y la conforman actualmente.
Esa constancia se expresará este sábado desde las 21, cuando la banda -en formación de quinteto- se reencuentre con el público local en el Teatro Municipal 3 de Febrero. Las entradas para el concierto se encuentran a la venta en la boletería de la sala (25 de Junio 55).
Esta vez el grupo se presentará integrada por Alberto Felici (voz); Alfredo Ibarrola (teclados); Nardo González (guitarras); Pancho Torres Crespo (bajo) y Moli Verón (batería). En el concierto, el grupo interpretará un repertorio con temas nuevos y otros referenciados en las distintas épocas de la banda. La intención es realizar un recorrido desde el primero de los nueve discos editados hasta alcanzar el momento actual.
El repertorio se extenderá durante dos horas para mostrar las etapas y las formas de concebir el lenguaje artístico, “que ha ido cambiando a través del tiempo como hemos cambiado nosotros mismos en estos años que han pasado”, indica Alfredo Ibarrola.
Será un concierto especial, con perspectiva, que, sostiene el tecladista “permitirá mirar hacia atrás, desde el presente y observar hacia el futuro. Porque no se trata de dejarnos ganar por una retrospectiva nostálgica”. En ese marco el artista destaca su agradecimiento a Martín Echagüe, en la producción. “Es un amigo que nos está dando una gran mano de manera desinteresada para que se nos haga más liviano el trabajo”, agrega.
EXPERIENCIAS
“Nacimos en los 70, pero el florecimiento fue en la primavera democrática de los 80”, señala Ibarrola. Fue un momento de plenitud que duró algunos años. Pero en los 90 se pasó a un modelo que privilegió lo económico por sobre lo artístico y mucho de lo construido se diluyó momentáneamente. Pero permitió a los integrantes realizar valiosos aprendizajes.
“A medida que uno transcurre distintos momentos, trabajando con distintas formaciones y, a la vez, incorporando más herramientas al alcance para poder encontrar un lenguaje propio de expresión a través de la composición. Así se crece”, cuenta Ibarrola. Y agrega: “Lógicamente, en mi caso todo lo que hemos hecho me ha servido muchísimo. Me ha dado un training. Un oficio, pero a la vez una ambición mayor en cuanto a no dejar de tener en cuenta las nuevas formas, que las sonoridades cambian, que pese a que hay temas que nos atraviesan, siempre hay cuestiones relacionadas con nuevas realidades. Y que forman parte de la preocupación que un músico popular debe tener por esos grandes temas”.
Desde ese enfoque, “la fuente de inspiración es vivir en esta realidad, que genera disparadores y motivaciones para poder trabajar en mi caso en lo musical”.
En ese sentido, Ibarrola confía que “las fuentes en que abrevo son muchas. A esta altura de mi vida, uno ha sido naturalmente una esponja de información, hemos captado distintas formas. Y con todo lo que he absorbido, trato de ser lo más original; de crear un lenguaje personal”.
A 49 años de su creación, los integrantes actuales de esta plataforma creativa coinciden que “la búsqueda es el motor que nos identifica, que expresa a qué generación pertenecemos y qué aportes hemos hecho; y señala en términos epocales, qué marcas van dejando nuestras canciones”.
En este punto, al situar en perspectiva lo vivido, Ibarrola desliza a EL DIARIO que “la palabra que se me ocurre para definir al grupo es familia, porque la familia consiste en generar lazos profundos, en entendimientos, en diferencias que en vez de separar enriquecen y el aprendizaje permanente que en un grupo como el nuestro, uno debe ser amplio, tolerante, comprensivo, comprometido, responsable. Conceptos que un ser humano debe de forma individual practicar y llevar adelante en un grupo que viene a ser como una familia”.
Este jueves, en la TV Pública
“Poder tocar en el Teatro 3 de febrero, en la ciudad que nos vio nacer, a casi 50 años de inicio del grupo, es muy fuerte en lo simbólico”, reflexiona Alfredo Ibarrola. Algo de lo que Magma presentará el sábado, podrá verse como anticipo al concierto, este jueves a las 23.30, en el programa Anfitrión, que conduce Lito Vitale y se emite por la TV Pública.
INVITADOS
El recital tendrá invitados especiales. Serán personas que participaron, en distintas etapas y lugares de esta historia común de casi cinco décadas. “No están todos los que querríamos, por distintos motivos. Pero varios muy representativos participarán”, explica Alfredo Ibarrola. Entre otros, estará Ernesto “Tata” Mockert, que fue parte en la primera etapa del grupo, la formación de dio lugar al primer disco. También Osvaldo Aguilar, compañero de ruta que fue parte en una época muy intensa de fines de los 80 y los 90, cuando éramos un trío junto con Alberto Felici y yo.
Otro invitado es Cacho Bernal, baterista y percusionista de Posadas, que acompañó y fue parte del grupo, que participó en los dos últimos discos. Se sumará también Elina Goldsack, flautista santafesina, que fue parte del grupo a fines de los 80 cuando se dieron actuaciones de Magma en Buenos Aires en el programa Badía y Cía.
También habrá homenajes a Walter Heinze y otro a Jorge Mockert. En el de Mockert intervendrá especialmente Ana Suñé, que grabó Huella de agua, con el grupo El Puente, que era dirigido por el tecladista y compositor. En ese segmento se sumará también Jorge Mockert (Jr.) talentoso percusionista radicado en Santa Fe y Elina Goldsack. En tanto que en el dedicado a Heinze estará Goldsack en el tema Gurí en la siesta, que el grupo grabó en recuerdo “de ese ser tan querido y extraordinario que fue Walter, un guía desde su cátedra de guitarra y sus composiciones”.
