jueves , 2 mayo 2024
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Paulina Lemes, una voz que ilumina con su canto

La pandemia fue una etapa difícil y desafiante. Un laboratorio que permitió a la cantante y docente consolidar un grupo musical junto a su familia.

Representante del canto con mayúsculas, Paulina Lemes sostiene, desde Gualeguaychú, una trayectoria coherente con ideales que ha mantenido en un trayecto que supera las cuatro décadas. Bailarina, gestora cultural, autora de literatura infantil y docente, visitó Paraná para participar en el Ciclo La Biblioteca en Letra y Música. “Soy una apasionada por hacer”, dijo a EL DIARIO.

Carlos Marin
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La convicción por lo que ama profundamente es una de las claves que sostiene existencial y profesionalmente a Paulina Lemes. Integrante de una familia ligada a la actividad artística, desde niña, esta artista entrerriana nacida en Gualeguaychú se volcó al mundo del arte. Su mamá Maricel, “Pochi para la gente”, fue directora de una academia de danzas. Con ella dio sus primeros pasos. Su hermano Damián es un músico reconocido. En ese contexto, Paulina está ligada a la danza, la música y el canto desde sus primeros años. Fue su padre quien acondicionó y reformó la casa en la cual nació el Centro Cultural Alas, que fundó y dirigió y desde el cual se proyectó con su trabajo a diversos campos.

Acompañada por su esposo Facundo Astorga y uno de sus hijos -con quienes integra el Astorga Lemes Trío- visitó Paraná para participar en el ciclo de la Biblioteca en Letra y Música.

Su presencia iluminó la noche del encuentro con su voz a través de inspiradas y personales interpretaciones de clásicos del folklore de la provincia como la Canción de Cuna Costera.
Su solvencia técnica y su sensibilidad para transmitir el mensaje de cada composición dejó una impresión imborrable en los asistentes. Un perfume musical que persistirá en el tiempo.

Integrante de una pléyade de cantantes que prestigian el panorama cultural de la provincia y el país, como María Silva, Marita Londra, o Maria Luz Erazún -entre muchas otras-, Paulina Lemes mantiene convicciones que han orientado su rumbo en el mundo del quehacer artístico y cultural. Certezas que la llevaron a optar, a comienzos de siglo, por comprometerse de lleno en la gestión cultural. Y hacerlo desde la dirección del Centro Cultural Alas, un espacio autogestionario independiente.

En el camino grabó tres discos con el grupo La Sincopada y en 2018 fue ganadora -con su esposo- como autora de la canción inédita en el certamen Pre-Cosquín. Pero, además ha publicado, con un proyecto destinado a las infancias que denomina Canto Rodado, 15 libros. “Soy una apasionada por hacer”, aseguró a EL DIARIO.

“El canto y la danza son pasiones que conocí desde niña y mantengo desde entonces”, confía la artista.

PRIMEROS PASOS

-Paulina ¿Cuándo inició su vinculación con la actividad artística?

-Mi amor por el arte nace en la academia de danzas de mi mamá, Maricel, a la que todos conocen como Pochi. Tenía una escuela de expresión corporal. Y participó mucho del Abrazo celeste y blanco, un gran festival que tuvo su auge en las décadas de los 60 y los 70 en Gualeguaychú. Recuerdo que mi amor por la danza folklórica surgió en ese contexto, en la escucha de obras de Ariel Ramírez, de Felix Luna, de la voz de Mercedes Sosa, que mi mamá empleaba en las clases. Y que con seguridad tuvo mucho que ver con mi desarrollo musical posterior.

-El canto es algo que la distingue ¿Cómo comenzó a desarrollarlo?

-En mi infancia. Participé en muchos coros, agrupaciones instrumentales y vocales. Es algo que traigo en mí desde muy pequeña.

-En su trayectoria la docencia es una dimensión central de su tarea.

-Si. Durante la adolescencia en mi casa había un ambiente ligado a la enseñanza. Pero fue al finalizar la adolescencia y terminar la escuela secundaria, que tuve que decidir qué es lo que quería hacer como proyecto de vida. Y me encontré con que me gustaban muchas cosas: fotografía, pintura, bailar, música. En todo ese conjunto, la docencia se presentaba como una linda posibilidad. Lo que pasó también en ese momento, es que nunca me animé a ir a estudiar a Buenos Aires. Algo que con el tiempo lamento porque tal vez si me hubiese animado un poco más… Pero en aquel momento la docencia se presentó como una buena opción. Mi madre fue docente, así que había allí un camino trazado.
De manera que al terminar el secundario empecé a estudiar magisterio. Al mismo tiempo comencé el profesorado de música, para lo cual contaba con experiencia. Cursé las dos carreras en simultáneo y a los tres años egresé de ambas.

HITOS

-¿Cómo surgió la posibilidad de fundar el Centro Cultural Alas y la tarea de la gestión cultural independiente?

-Inicié mi tarea docente en escuelas, en colegios secundarios. Me desempeñé varios años hasta que tuve que dejar ese camino por diversas razones. Fue una etapa de mi vida en la que me entristecí. En ese momento mi padre comenzó a arreglar la casa de mi abuela. Era el lugar donde yo había nacido y había compartido las clases de danza de mi mamá. Así que fue él quien me propuso que me animara a inventar una forma distinta de relacionar a la gente con la música y la danza y diera clases en esa casa que estaba acondicionando. De ese modo, en 2000, nació el Centro Cultural Alas. Y desde entonces no ha parado de ser una fuente de satisfacciones para mí.

-A lo anterior se suma la música y el canto, por lo cual ha logrado ser reconocida en el país como intérprete y autora.

-Sí. Con mi esposo, Facundo Astorga, estamos juntos desde los 15 años. Podríamos decir que hemos compartido la vida entera. Hemos formado parte de distintas agrupaciones musicales. La más importante fue La Sincopada, grupo que tuvo 23 años de trayectoria, que también integró durante 12 años mi hermano Damián. Fuimos premiados en rubros como mejor solista vocal masculino y femenina, dúo vocal, en festivales como el de Jesús María y en Baradero, donde fuimos elegidos Revelación. Integramos la delegación de Entre Ríos en Cosquín. Hicimos un montón de trayectoria. Editamos tres discos. Dentro de nuestras posibilidades y sin hacer música comercial llegamos a ser un grupo muy conocido en nuestra región.
En 2018 participamos con una canción escrita con mi esposo e interpretada por el grupo La Sincopada en el Pre Cosquín y fuimos elegidos Revelación.

La pasión por hacer ha llevado a la docente, investigadora y gestora cultural a incursionar en campos diversos. Uno de ellos es la autoría y publicación de libros para la infancia.

DESILUSIÓN Y ALEGRÍA DE HACER

-¿Cómo surgió el Centro Cultural Alas?

-Alas nació de una gran desilusión mía y del gran empeño de mi papá. Es una propuesta que se gestó y fue pensada para compartir. Me parece interesante y novedosa. Comenzamos en 2000 con danza y música. Luego convocamos a actores y bailarines que completan el sentido de nuestras composiciones. Con el tiempo se sumó el teatro. Y actualmente se ha transformado en un espacio que alberga distintas disciplinas. Las personas pueden participar en talleres de música, danza, teatro, artes plásticas. Siempre desde la premisa que es la sensibilidad la que guía nuestros pasos y que puede manifestarse a través de diversas formas. Trabajamos con manejo del cuerpo, de instrumentos, de la voz, expresión teatral y gráfica, se trata de cuestiones que para nosotros están muy relacionadas. La propuesta convoca a gente de distintas edades, desde cuatro años en adelante. El enfoque es integral, ya que los alumnos asisten a cada taller, pero a la vez proponemos actividades en conjunto con los otros espacios. Y se trabaja desde lo que cada uno puede hacer, tratando que cada persona vuele del mejor modo que pueda. Es un trabajo inclusivo y abrasante de todas las realidades. Cada participante da el máximo potencial posible para la consecución de una producción común. Se trata de transmitir un mensaje desde el arte sin discriminar a nadie. En todos estos años ha sido una forma de expresión y educación muy interesante y gozosa; un proceso que está acompañado por el disfrute y el goce, y relacionado con el respeto a cada persona. En eso andamos, muy felices. También desde Alas producimos musicales, capacitaciones, espectáculos en vivo. Y desde hace un tiempo decidimos compartir el contenido de los espectáculos que creamos en dramaturgia, coreografía, canciones. La idea es contribuir al desarrollo de la infancia en distintos puntos de la provincia. Para eso creamos el proyecto multimedial Canto Rodado, que aborda la difusión de todo el contenido que generamos. Lo hacemos a través de recitales en vivo, capacitaciones, libros, juegos de mesa. A través de ello compartimos lo que hemos hecho.

DE PAMPA Y LA VÍA AL RECONOCIMIENTO AUTORAL

Actualmente Paulina integra con su esposo Facundo el Astorga-Lemes Trío, que derivó en quinteto al sumar los hijos como integrantes, con el cual se presentan en la provincia y la región.

“Es un regalo de la vida poder estar en el conjunto y cantar con mi esposo y nuestros hijos. Ellos son músicos enormes y la verdad es que nos relacionamos de un modo hermoso desde ese punto de vista”, confió la artista a EL DIARIO. Con el conjunto uno de los ejes del trabajo es presentar las propuestas realizadas en el marco de Canto Rodado, un proyecto dirigido a las infancias, concebido desde el Centro Cultural Alas.

Como autora, en 2018 Paulina obtuvo junto a su esposo el certamen Pre Cosquín en el rubro canción inédita, por Verde Agua. El tema surgió como producto de un espectáculo que la banda gualeguaychuense realizó junto a la acordeonista Mariela Campodónico y su trío.

En 2021 la cantante fue distinguida en el Concurso Nacional “Mi canción para la Madre de la patria” con la canción “La hendija de la esperanza”, destinada a destacar, rememorar y difundir la figura de María Remedios del Valle, mujer afroargentina emblema de las luchas por la independencia argentina.

Al referirse a María Remedios del Valle y al premio obtenido por el tema que compuso en su memoria, Paulina aclara: “Respecto a esto me gustaría dar un contexto. Como dije trabajé durante siete años en el sistema educativo. Y luego cuando el Centro Cultural Alas cobró vuelo, me volqué de lleno a trabajar de modo independiente. Todo se sostuvo hasta que en 2020 llegó la pandemia. Como artistas y gestores independientes, en ese momento quedamos en `pampa y la vía ́. Al principio no teníamos manera de generar ingresos para subsistir”.

Fue en esa etapa difícil cuando “nos volcamos a participar de un sinfín de propuestas concursables del Ministerio de Cultura de Nación y de la Secretaría de Cultura de la provincia. Fue encontrar una forma de seguir produciendo y no enloquecer. Y un modo de poder pagar las deudas que se generaban. Hicimos de todo, hasta cine. (Risas) La verdad es que fue un laboratorio muy interesante, porque desde la pandemia surge nuestra actual formación familiar para la agrupación musical y artística. El primero que se incorporó al dúo musical que integrábamos mi esposo y yo fue nuestro hijo mayor. Y ahora ya somos un quinteto”.

El laboratorio obligado de la pandemia hizo surgir un montón de cosas muy interesantes. Una de ellas es la canción a María Remedios del Valle. “Vimos una convocatoria del Ministerio que nos pareció muy interesante. Nos abocamos a estudiar, investigamos sobre la vida de María Remedios, y tuvimos un buen motivo para componer. Y la canción salió de un impulso. Nos alegró mucho que al Ministerio de Cultura de la Nación le llamara la atención lo que habíamos hecho”.

“Siempre hemos estado relacionados con una parte identitaria argentina de las que menos ha sido valorada que es el aporte de la descendencia afro y de pueblos originarios. Reivindicar ese acervo olvidado, que muchas veces se asume como algo vergonzante, es un tema que nos interesa mucho”, asegura la cantante.

Y agrega: “Nos gustaría muchísimo que canciones como esta tuvieran más difusión en la provincia y el país, porque cuentan el `lado b´ de la historia, que es muy rico e interesante, también doloroso. Y que clama por ser puesto en valor”.

Con solvencia técnica y sensibilidad, Paulina Lemes entrega inspiradas y personales interpretaciones de clásicos del folklore de la provincia y el Litoral.

LA FUERZA DE LA PALABRA

-Es autora y ha impulsado la publicación de más de diez libros dedicados a la infancia.
-Sí. Es que siempre me gustó escribir. Y leer, claro. Cuando era niña recibí varios premios de una entidad reconocida, la asociación Gente de Letras, de Gualeguaychú. Es una faceta que me atrae muchísimo. El primer libro que hice se basó en una recopilación de textos publicados por Manuel Almeida en diarios y revistas. Él fue un maestro rural, muy estudioso que durante 40 años realizó investigaciones de arqueología y paleontología en el sur entrerriano. Cuando falleció su archivo me fue entregado como integrante de la Comisión Directiva del Museo Arqueológico Manuel Almeida. Ayudada por personas muy valiosas pudimos hacer esa publicación que contiene todo el trabajo escrito e intelectual que realizó.
Por otro lado, con el crecimiento del proyecto multimedia para infancias Canto Rodado, hicimos un libro que abrió una serie. Fue una catarata de trabajo que se disparó. Hay publicaciones con algunas obras de teatro que realizamos en el Centro Cultural Alas; otro sobre Mitos de nuestro país; uno dedicado a la historia de Gualeguaychú durante el período de Rocamora; un trabajo de María Elena Walsh, adaptado; y el último que publicamos está referido a alimentación saludable. A partir de eso se abren diferentes variantes como libros para colorear, con juegos, para lectores incipientes con mucha ilustración y poco texto.
Tenemos varios proyectos en el horno. Pero hoy el sector editorial actualmente está muy difícil por los costos. Nuestra idea es que la producción sea, desde lo económico, lo más accesible que se pueda, para que podamos llegar a los lectores, sobre todo los infantiles.
En todos nuestros proyectos hemos recibido muchísimo apoyo de instituciones como el Instituto Nacional de la Música, el Instituto Nacional del Teatro, el Consejo Federal de Inversiones, el Fondo Nacional de las Artes.

ESBOZO BIOGRÁFICO

Paulina Lemes reside en Gualeguaychú. Es Licenciada en Artes por la Universidad Nacional de San Martín. Se desempeña como directora del Centro Cultural Alas, y creadora del proyecto multimedia “Canto Rodado”.
Es cantante, autora y compositora en Astorga Lemes trío y en el proyecto multimedia para infancias: Canto Rodado. También es coreógrafa, escenógrafa y diseñadora de vestuario en 20 musicales folklóricos.
Fue ganadora del pre Cosquín 2018 junto a Facundo Astorga, en el rubro Canción inédita; ganadora de Pre Baradero como solista vocal femenina; como dúo vocal y premio Revelación con el grupo La Sincopada; revelación de la Fiesta de la Artesanía en Colón y Mención especial en Jesús María como solista vocal.
Tiene 15 libros editados, 14 de ellos para infancias y uno recopilando textos publicados por Don Manuel Almeida. Junto a Facundo Astorga ganaron el Concurso del Ministerio de Cultura de la Nación “Mi canción para la madre de la Patria”, en honor a María Remedios Del Valle, la capitana de la patria.

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