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La historia de Elena Garro, lúcida, fantástica y caótica

Elena Garro, considerada la madre del realismo mágico.
Considerada una renovadora de la literatura fantástica, la mexicana Elena Garro debió lidiar con el machismo en general, y el de los hombres que amó, como Octavio Paz y Adolfo Bioy Casares. Fue novelista, dramaturga, guionista y periodista

Elena Delfina Garro Navarro nació en Puebla en 1916. A pesar de su talento ha sido conocida como la esposa del Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz (1914-1998), con quien tuvo una hija (Helena) y por su relación amorosa con Adolfo Bioy Casares (1914-1999).

Elena Garro pertenece al grupo de escritoras mexicanas que ha trascendido su época. Recibió el título de “madre del realismo mágico”, algo que no la alegraba porque consideraba que era una especie de marketing con en el que ella no se identificaba.

En su infancia, la biblioteca de su padre fue una fuente de conocimiento, Le gustaba la danza, y se dedicó en su juventud al ballet.

La crítica literaria destaca que la escritura de Elena Garro está habitada por una multiplicidad de estilos y que, de manera implícita, es autobiográfica

La crítica literaria destaca que la escritura de Elena Garro está habitada por una multiplicidad de estilos y que, de manera implícita, es autobiográfica. Su principal biógrafa, Patricia Rosas Lopátegui (México, 1954), la define como la máxima autora del siglo XX en México y reprocha el hecho de que Garro no ocupe hoy el lugar que merece en la historia literaria hispanoamericana. En los dos tomos del libro Diálogos con Elena Garro, Rosas Lopátegui comenta que su interés por la escritora la condujo a una investigación “detectivesca” que comienza con la lectura del libro Recuerdos del porvenir (1963).

Rosas Lopátegui sostiene que Elena Garro preocupaba a sus coterráneos con sus dichos y actividades. Era una mujer culta que convivía con intelectuales que acumulaban premios y distinciones. Puso en tela de juicio el machismo que imperaba en su época y en los círculos que frecuentaba.

Estuvo exiliada por decisión de Adolfo López Mateos luego de ganar un juicio (1959) que en su sentencia les hizo recuperar a sus amigos campesinos tierras en Ahuatepec. En la biografía citada podemos leer cómo Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de la gobernación Luis Echeverría Álvarez, le dieron el golpe de gracia para expulsarla de la vida cultural, política y de los movimientos sociales.

A la sombra

Garro conoció a Octavio Paz de manera ocasional, en una fiesta a la que había asistido a escondidas de sus padres. Luego de que se casaron, comenzó una etapa de aislamiento para Garro: Paz puso obstáculos en todos sus proyectos; ella tuvo que dejar sus estudios universitarios y su trabajo como coreógrafa en el Teatro Universitario de la UNAM. Durante muchos años quedó circunscripta al cumplimento de su rol como madre y siempre a la sombra de su marido. A finales de los años ’50 ese matrimonio llegó a su fin y ella retomó su actividad literaria. Garro fue una mujer adelantada a su tiempo, se jugó en la lucha contra el patriarcado y siempre se manifestó a favor de los derechos de las mujeres y los pueblos originarios de su país.

Fue en 1953 que viajó a Suiza para tratar su enfermedad pulmonar. Allí comienza a escribir el borrador de su libro más valorado: Los recuerdos del porvenir. Viviendo en Nueva York arrojó al fuego ese manuscrito y su hija lo rescató. Esa obra ganó el premio literario Xavier Villaurrutia.

El investigador Carlos Castañeda (1925-1998) sostuvo que “a ella no le gustaba que le dijera que era la precursora del realismo mágico, entre otras cosas porque yo opino que su verdadera fuente era la literatura fantástica y romántica alemana. En una ocasión se presentó con un grupo de campesinos a un acto donde había todo tipo de intelectuales y pincharon ruedas y destrozaron coches de los convocados.” Dicen que, continúa Castañeda, “Elena Poniatowska le preguntó en una ocasión por qué vestía con tacones y vestidos buenos cuando iba a ver la gente del campo y ella le contestó: ‘Porque yo soy así, no les voy a mentir’.”

La vida de Garro fue muy intensa: viajes, lugares diferentes donde le tocó vivir, relaciones con escritores famosos que por el condimento atractivo en anécdotas distraen de lo que significa su obra literaria, su imaginación, sus aportes en ese terreno. Su romance con Bioy Casares, estando ambos casados (ella con Paz y él con Ocampo) comenzó ni bien se conocieron en Paris. En 1949 el matrimonio Paz vivía en Francia ya que él era diplomático y Bioy con Silvina viajaron a ese país. Los Paz ayudaron a que el libroLa invención de Morel se tradujera al francés.

Su propia musa

Garro retrató sus amores en la novela Testimonios sobre Mariana (1981) en la que el personaje de Sabina es Silvina Ocampo y Augusto se corresponde a Octavio Paz; Mariana es ella y Vicente, Bioy.

El periodista e historiador Daniel Balmaceda (1962) confirma esta historia en el libro Romances argentinos de escritores turbulentos.

El especialista en literatura Javier de Navascués (1964) afirma que “el mayor interés de esta historia sentimental no reside en el juego de claves o en la laboriosa atribución de anécdotas a determinados textos, sino en cómo pudo existir una posible influencia de uno sobre otro o, mejor aún, una retroalimentación creadora que determinase la producción de Garro y Bioy. El tema de la nostalgia del futuro, presente en Los recuerdos del porvenir y en El sueño de los héroes, así como los espacios mágicos o del motivo de la fiesta como escenario que define destinos.”

La hija de Garro, Helena Paz, escribió en sus Memorias que Garro quedó embarazada de su amante, Bioy Casares y que su médico le practicó un aborto, presionada por el que todavía era su marido, Octavio Paz. También cuenta la pelea entre Garro y Bioy porque ella le había pedido que cuide a su gato preferido “Tomi” (lo envió en un avión a Buenos Aires) y luego se enteró que él lo había dejado en otra parte porque sus perros no simpatizaban con el animal. Estas historias pintorescas han llamado la atención en las crónicas de actualidad más que en la obra de ella y su originalidad.

Elena Garro falleció el 22 de agosto de 1998 en Cuernavaca, cuando estaba atravesando una situación de pobreza económica.

Con luz propia

La idea de “Las otras en nosotros” es poner la lupa en biografías de mujeres que en otro tiempo y en otro lugar acompañaron a personajes célebres de la historia: fueron hijas, hermanas, esposas, amantes, maestras, que brillaron con luz propia, pero quedaron recordadas en un segundo plano y hasta fueron olvidadas por las crónicas de época o tímidamente mencionadas.

La mayoría de los casos guarda relación con esta circunstancia, la de pertenecer a un círculo de ámbitos como los de la ciencia, la política, el arte, y las organizaciones sociales. Sin embargo, también haremos referencia a mujeres que, por su carácter temerario, sus aventuras fuera de lugar o su intrepidez quedaron fijadas en un imaginario popular que alimentó esos mitos con anécdotas y relatos que otorgaron rasgos ficcionales a sus personalidades o actuaciones.

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