José María Armándola ratificó la posesión del predio. Ante información que sostiene el supuesto interés social del terreno, advirtió que el debate trascurre por ejes que fuerzan los argumentos y podrían llevar a la toma de decisiones equivocadas.
Redacción EL DIARIO / [email protected]
José María Armándola, reconocido corredor inmobiliario de Entre Ríos que también ha participado y participa en el debate sobre el desarrollo de Paraná, dialogó con EL DIARIO sobre la situación que se ha generado en torno al predio ubicado frente al Patito Sirirí, en las barrancas de la costanera.
Comenzó el diálogo manifestando: “Creo necesario hacer escuchar mi voz en el contexto del debate público que se ha generado, saludablemente, alrededor del predio denominado equivocadamente, a mi entender, Patito Sirirí. Esto no es una cuestión semántica sino más bien, en rigor es así, catastral. Constan en la sede del Palacio Municipal y en los organismos provinciales correspondientes, innumerables documentos, expedientes, convenios para realizar obras y mejoras, ordenanzas que aprobaron el loteo, intimaciones de uno y otro lado por puntuales incumplimientos, que dan cuenta sin ningún tipo de dudas que los terrenos ubicados en el predio comprendido entre las calles De la Torre y Vera, Alberti y Gregoria Matorras de San Martín, son propiedad mía y de mi familia”.
Armándola celebró “las reuniones que los concejales ha mantenido con los vecinos; siempre es positivo generar instancias de diálogo. En lo personal hago un culto del diálogo. Pero sostengo que éste tiene que transcurrir por carriles que promuevan soluciones que no conlleven el perjuicio de ninguna parte. El paradigma que mueve y motiva mis acciones es ganar-ganar”.
En este sentido afirmó que “destaco el rol, imprescindible, de la Asamblea Ciudadana Vecinalista de Paraná, y de otras organizaciones que trabajan impulsados sin otro fin más que el de preservar el patrimonio público, dedicando horas de su tiempo en aquel interés”.
Acuerdos
Afirmó que “siempre sostuve, con absoluto rigor apoyado en documentos públicos y privados, que el terreno llamado erróneamente –o tal vez interesadamente- Patito Sirirí, no es parte del Parque Urquiza, están ubicados frente al comedor en la esquina de Gregoria Matorras, desde el Patito Sirirí hacia el Este. Fue comprado a la sucesión de Guzmán Hernández y Molinuevo, Jhan y Pustilnick, en el año 86; siempre fue de particulares y esto es de conocimiento de no pocos ediles. Los obtuve, en sociedad, en el año 1986 y durante diez años se gestionó con la Municipalidad, se hicieron acuerdos para todas las mejoras y el tipo de fraccionamiento que luego se iban a realizar”.
Sobre la información que da cuenta de la situación del predio, sostuvo: “Leo con preocupación que en la información que se da a la opinión pública se sostiene que hay actores que participan del debate pero lo hacen desde un triste prejuicio. Se dice, creo que sin conocer en toda su dimensión la dinámica de la actividad privada y de la inmobiliaria en particular, que hay conciencia de que las organizaciones de la sociedad civil que dedican sus valioso esfuerzo en esta problemática, no la tienen fácil en su lucha, porque el sector privado siempre gana. Este tipo de información no solo no da cuenta de la realidad del sector inmobiliario ni del sector privado en general, sino que desliza una sutil pero concreta presión sobre los funcionarios públicos, que deberían zanjar el conflicto –reitero, fútil- en beneficio de todos los paranaenses”.
Interés
Tras destacar el diálogo y el debate como forma de abordar las diferencias de interés, el corredor inmobiliario sostuvo que “sin embargo, creo necesario exponer que el interés de los vecinos de la zona del Parque Infantil Patito Sirirí no se correspondería con el que llevan adelante las organizaciones antes mencionadas. Con los vecinos he mantenido reuniones por obras que mejoraron notablemente la zona y elevaron el valor de las propiedades allí elevadas. La apertura de calles y otras obras, como la red cloacal, fue posible por la buena voluntad que pusimos, primero los condóminos del terreno, y luego yo como único y legítimo propietario”.
Armándola manifestó que “la sociedad debe saber que la historia de los mal llamados terrenos del Patito no comenzó hace un par de años sino hace 35. Esto, para quien lo quiera corroborar está documentado, como lo señalé, tanto en organismo provinciales como municipales, y en la Justicia, ámbito en el que no existe en relación a esta propiedad ninguna objeción. En oportunidad de la elaboración del nuevo código urbano una vecina, tal vez la más comprometida en este tema, intentó incluir los terrenos de mi propiedad dentro del área de la Costa, dibujando hábilmente un presunto trazado, pero las normas de interpretación de dicho código, de los anteriores y de los derechos adquiridos y de toda constancia catastral, registral y legal existente, le dio la razón ante la comisión revisora a la posición que vengo sosteniendo desde hace tres décadas y por ello dichos lotes pertenecen a la zona URE1. Por esto es que el debate sobre la titularidad y sobre el área de pertenencia es ocioso. Lo que reveló la revisión fue que la cuestión ya estaba resuelta y así constaba en organismos como la Dirección de Catastro y el Registro de la Propiedad Inmueble”.
Preguntas
Armándola se mostró un poco decepcionado por el tratamiento que tuvo el tema y entendió necesario que “la sociedad también sepa que los vecinos que hoy se movilizan aceptaron de buen grado las obras que permitimos se realizaran y en consecuencia, pusieran en valor sus propiedades. Por eso llama la atención que en un momento muy virulento del fútil debate público donde se puso en duda la titularidad del predio, ellos callaran, y peor, alimentaran una falacia que llevó el debate a un callejón sin salida, puesto que no solo confundieron a la sociedad sino también a los ediles que se preocuparon por el insólito conflicto”.
Además, opinó que “este debate, en rigor todos los debates, debería transcurrir por caminos serios y con información fidedigna. Me imagino que no debe ser fácil para los ediles abordar el análisis del, vuelvo a reiterar, insólito conflicto que se ha alimentado en torno al predio. No debe serlo porque lo que está en conflicto es el interés público y el privado. Me pregunto ¿alguien se pregunta por el perjuicio que causaría, tanto al patrimonio público como al privado, cualquier iniciativa o medida que afecte la propiedad privada? ¿alguien, a la hora de proponer salidas que significarán una onerosa disposición de los fondos públicos, se pregunta o pone en la discusión pública si no se están vulnerando derechos consagrados en la Constitución Nacional? ¿alguien se pregunta si el futuro inmobiliario de predio no redundará en un beneficio para la ciudad y sus habitantes? ¿alguien se pregunta si todas estas situaciones no me generan un perjuicio económico? ¿alguien cree que responder a todas las situaciones que he respondido con respeto, rigor y honestidad, no me generan un daño al no poder disponer con la libertad que me otorgan las leyes, de mi propiedad?”.
¿Salidas?
“Solo puedo decir que no estoy en ninguna pelea con nadie. Soy un hombre de negocios que hace de la negociación, no solo en términos económicos, la herramienta para cerrar una transacción o solucionar un conflicto. He leído en medios que se proponen salidas como la expropiación, un trueque u ofreciendo algún tipo de canje. Vuelvo a las preguntas que formulé anteriormente y agrego que sería de lealtad y honestidad que me informe de los debates en torno a mi propiedad por los medios que corresponden y no por información que se publica en prestigiosos medios”, dice Armándola.
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