
La entrerriana María Belén López Ortiz y el santafesino Juan Manuel Gerez se conocieron en una audición para la compañía de Eleonora Cassano. Fueron compañeros de trabajo, después se enamoraron y al final se casaron. Son bailarines de trayectoria nacional e internacional. Hoy por hoy trabajan para la flota de cruceros más importante del mundo.
Textos: Paola Netto
Ella comenzó sus estudios de danza clásica a los 5 años en la Escuela Municipal de Paraná. Amó el escenario y las zapatillas desde el primer momento. Cuando estaba por terminar la Licenciatura en Matemáticas ganó una beca para ingresar a la Academia de Julio Boca y decidió abandonar todo por ir tras el sueño de toda la vida.
“Dejé la carrera en el último año, obviamente con una pelea familiar de por medio porque querían que finalizara, pero yo sabía lo difícil que era conseguir esa beca y además a esa altura ya era considerada grande para la disciplina. Ya tenía 20 años. Tiempo después en Buenos Aires comencé a trabajar, hacía muchas audiciones, empecé a cobrar los primeros sueldos y pude vivir mi sueño desde chiquita, poder vivir del arte, allá era posible, era real”.
Todo fue distinto para Juan Manuel. El comenzó a los 9 años a bailar folclore y tango. Obtuvo el título de Campeón Provincial de Malambo por dos años consecutivos, pero a los 23 decidió abandonar la danza gauchesca. El tango nunca dejó de estar presente en sus días y el bailarín no desaprovechó la oportunidad que se le presentó en 2006 para audicionar para una compañía de tango moderno.
“Para eso tenía que estudiar ballet. En ese momento no tenía dinero para poder costear los estudios, pero igualmente le mandé la solicitud a un profesor de Rosario. Él me respondió y dijo que sí pero que a cambio de sus clases debía bailar para su compañía. Obviamente acepté porque era lo que quería hacer. Al tiempo me propusieron audicionar para la escuela de Julio Bocca. Me preparé durante un año y finalmente pude ingresar. Allí aprendí junto a los mejores maestros”.
Sus carreras profesionales fueron vertiginosas y en constante ascenso. En 2014, ya en pareja, tuvieron que separarse y pasar ocho meses distanciados, Juan Manuel en Estados Unidos y Belén en Turquía bailando para diferentes compañías internacionales. A kilómetros de distancia y a través de una comunicación vía skype llegó la propuesta de matrimonio. “Era muy dificil estar separados, no es fácil de sostener, queríamos estar juntos, compartir todo y fue así que tomamos la decisión y le pedimos a nuestras familias que consultaran por fechas para el casamiento en Paraná y para el civil en Santa Fe”.
Contrato para los dos
“De ahíen más decidimos firmar contrato juntos para no tener que volver a separarnos” comenta Juan Manuel. Belén agrega que “sabíamos que nos iba a costar un poco más porque se tienen que dar muchas condiciones, que nos necesiten a los dos, que el show sea viable para ambos, pero se dio rápido. Ese año nos llamaron de una empresa de Nápoles para montar un espectáculo de tango dentro del crucero MSC y ese fue el primer contrato que firmamos juntos”, se ríen cómplices.
Escenarios que no se olvidan
En 2017 regresaron al país queriendo frenar el ritmo de la gira y quedarse algún tiempo en Argentina. “Allí decidimos prepararnos como pareja de tango y audicionamos juntos para la compañía de Mora Godoy. En ese momento ella tenía su espectáculo en el Metro, Tango Porteño, pero también nos convocó para formar parte de su ballet. Todo el 2018 bailamos junto a ella, hicimos la apertura de los J.J.O.O de la Juventud en el Obelisco y a los dos meses fuimos la pareja principal en la apertura del G20” recuerda Juan Manuel. “Son escenarios únicos, por la cantidad de gente, por la importancia del evento, transmitido a nivel internacional, fue muy emocionante” reflexiona Belén.
“La gente se enamora del tango, nosotros también. Llama la atención la conexión para la improvisación . Se habla un lenguaje propio y sin pactarse antes. El virtuosismo y la sensualidad siempre se destaca en todo el mundo. La conjunción de la danza y las acrobacias propias del tango moderno embelesan a los espectadores y nosotros lo disfrutamos mucho”.
Belén y Juan Manuel fueron los primeros bailarines de Argentina que trabajan para la compañía de cruceros Celebrity Cruises. La vida antes del estreno en cada viaje es sacrificada física y mentalmente.
“Cuando nos preparamos para los shows, tenemos un mes y medio para ponerlo en funcionamiento. Trabajamos de lunes a sábados de 9 de la mañana a 18 , con media hora para almorzar. Llegás al hotel y sólo querés dormir porque no das más del dolor corporal pero la verdad, tenés al mismo tiempo una felicidad en el alma que no podés creer. Es hermoso sentirlo porque así queremos vivir”.
Ansiosos por volver a los escenarios, arriba de un crucero, en teatros europeos o aquí en Argentina, Belén y Juan Manuel proyectan clases, espacios de arte y su vida familiar.
Seguirán disfrutando de la vida juntos, compartiendo la pasión por el tango, la danza que los convirtió primero en amigos, luego en socios y finalmente en esposos. Al ritmo del 2 x 4, dos historias de vida unidas por un sueño común: vivir del arte.
Cuarentena a bordo
En el último de sus viajes que comenzó en el verano pasado se les informó a María Belén y Juan Manuel que no iban a poder descender del crucero por las restricciones por el Covid 19.
Luego de tres meses a bordo, con altibajos anímicos, llenos de incertidumbre y cumpliendo la cuarentena en un camarote, pudieron pisar nuevamente suelo argentino en el mes de julio, luego de repatriar a todos los trabajadores del Celebrity.