Treinta cartas
30 cartas…
y cinco años
Tuve un amor por correspondencia
pero no correspondido. Nació
en un viaje escolar y la montaña
marcó el fuego. Ella llegó de una
provincia, yo de otra.
La vi en el patio inyectada por un
sol radiante. Tan hermosa que se me
dispararon todas las flechas. Sentía
raras sensaciones, la piel estaba sensible
y mis ojos conmovidos.
Me acerqué con miedos. La liturgia
del amor. Preguntas de rigor, dos
días de paseos y secretos que nos guardamos.
Como una vieja película, antes de
mi despedida, le pedí su dirección
y correo postal. Eran otros tiempos.
Y me fui enamorado. De ese
momento sublime, pasaron 30 cartas
y 5 años.
De día quería saber de ella, y de noche
la amaba en un silencio punzante.
En esas cartas le contaba de mi vida,
de mis goles errados en el club de
barrio, de la música que escuchaba
mientras la recordaba. Y hasta deslicé
un tibio te quiero esperando, en
la carta siguiente suya, la misma respuesta.
Mi sueño era leer “un yo también
te quiero”. Empecé a dudar sobre
los sentimientos correspondidos en la
dura y certera frase del primer renglón
de su misiva posterior: “Hola amigo”.
Pero no me importó.
A pesar de los años y las cartas que
iban pasando suponía que el amor
nos iba a encontrar alguna vez. Y así
fue que un día y a pura tinta negra,
con el deber de querer saber la verdad,
le pregunté si me quería. “Si
amigo”, me dijo. Y allí sentí mi primera
derrota con el amor. Habían
pasado 30 cartas y 5 años. Me devolvió
mis envíos y sentí mucho dolor.
Pero luego el tiempo aclaró. Ella
guardó mi historia, mi vida. Fue mi
confidente y quien me despertó el
deseo de amar. Y comprendí que
el amor, tiene distintas maneras de
expresarse.
Ezequiel Re
“SIN LIMITES” La vida y el amor en unas pocas letras. Sobre la nueva publicación, que muy pronto lanzará, el conocido periodista y escritor comparte con los lectores vivencias personales. Historias contadas desde su realidad y desde sus sueños.