Jornada de vitivinicultores

En Victoria explicarán a vitivinicultores la oferta de aportes no reembolsables.

Se darán a conocer las posibilidades de financiamiento disponibles para los productores entrerrianos. ¿Quiénes pueden aplicar y cuáles son los requisitos? Se realizará, además, un análisis productivo y económico de lo sucedido en la campaña 2022/23.

Debatir la actualidad y los desafíos futuros del sector será uno de los ejes de la Jornada Regional Vitivinícola del Oeste Entrerriano que se realizará este miércoles 31, desde las 8.30, en la sede de la Agencia de Extensión Rural (AER) Victoria del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en calle Liniers 523.

Durante la primera parte del encuentro se desarrollará un taller en donde se analizará la campaña 2022/23 desde el punto de vista económico y productivo, y, luego de la elaboración de las conclusiones de ese debate, Ignacio Fittipaldi, integrante de la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (Diprose) del Ministerio de Economía de la Nación, explicará las herramientas de financiación disponibles para los productores.

Habrá también una charla sobre las variedades recomendadas para Entre Ríos, a cargo del enólogo Tomás Guido Díaz, y una degustación de vinos regionales.

“La idea de llevar a cabo esta jornada surgió del programa Cambio Rural y de nuestra Agencia de Extensión Rural porque muchas veces los productores que ya están trabajando y aquellos que quieren iniciarse en la actividad nos han pedido reuniones para discutir los temas que hacen a la vitivinicultura”, le explicó a EL DIARIO Raúl Brassesco, el jefe de la AER Victoria. “Será un intercambio riquísimo”, anticipó.

Ignacio Fittipaldi presentará durante la jornada la segunda etapa del Programa de Apoyo para Pequeños Productores Vitivinícolas de Argentina, conocido como Proviar II. “El financiamiento es una cuestión fundamental porque un emprendimiento vitivinícola requiere una gran inversión”, subrayó Brassesco.

Esta primera convocatoria está dirigida sobre todo a los grupos de Cambio Rural, pero “la hemos extendido y podrá participar cualquiera que esté interesado en la temática”, agregó.

El Proviar II

El objetivo general del Proviar II, precisó Fittipaldi a EL DIARIO, es “contribuir a la sustentabilidad social, económica y ambiental de la vitivinicultura argentina”, mientras los objetivos específicos son “incrementar la adopción de tecnologías por parte de los pequeños y medianos productores vitícolas, priorizando la mejora de la eficiencia del uso de recursos hídricos; incrementar la capacidad de comercialización de pequeños y medianos establecimientos vitivinícolas; y fomentar la participación de Mipymes en la cadena vitivinícola, lideradas por jóvenes y mujeres”.

Fittipaldi, asimismo, explicó que el primer Proviar –el Proviar I– se ejecutó solamente en las provincias con más tradición vitivinícola a nivel nacional: Mendoza, San Juan, las provincias del NOA y Neuquén.

Para esta segunda etapa, con el Proviar II “pensamos incrementar el alcance territorial del programa y llegará a las 18 provincias que en la actualidad están teniendo algún tipo de producción vitivinícola, tal el caso de Entre Ríos, independientemente del volumen que ello implique”, agregó el integrante de la Diprose

El programa cuenta con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que aporta 40 millones de dólares, más 10 millones de dólares que entrega el Gobierno nacional, y consta, además, de una parte en pesos que aporta el beneficiario potencial.

¿Cómo es el sistema?

El programa, como se señaló, se implementa en todo el territorio nacional haciendo foco en las 18 provincias con producción vitivinícola. Incluye 1.860 pequeños y medianos productores vitícolas, 250 pequeños y medianos establecimientos vitivinícolas, y 300 Mipymes, de las cuales 120 son lideradas por mujeres y 180 por jóvenes (mujeres y varones).

– ¿El programa ofrece créditos?

– No, no son créditos, son Aportes No Reembolsables (ANR)

– Mejor para el productor…

– Claro. El sistema es así: el programa cuenta con un aporte del BID, el organismo ejecutor es el Ministerio de Economía a través de la Secretaría de Planificación del Desarrollo y la Competitividad Federal, que está a cargo de Jorge Neme. El órgano ejecutor somos nosotros, la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (Diprose), que está a cargo de Gervasio Bozzano. Y el organismo subejecutor es el Instituto Nacional de Vitivinicultura, que está a cargo de Martín Hinojosa.

– ¿Qué requisitos debe cumplir un productor para acceder a estos subsidios?

– Los requisitos son varios y son, digamos, de distinta índole. En principio, el programa financia a fincas que no tengan más de 30 hectáreas en producción, ese es el tope hacia arriba, por eso es para pequeños y medianos productores, o sea, quedan afuera los grandes productores. Y hacia abajo el límite mínimo es media hectárea, es decir, el productor con menos de media hectárea no aplica.

Los productores deben estar inscriptos en el Instituto Nacional de Vitivinicultura y tener un CUIT activo.

Entre los objetivos del programa hay uno ligado a la cuestión del recambio generacional en las fincas por lo que no financia a productores de 70 años de edad, o más.

La cepa marselan podría ser la que distinga a Entre Ríos.

Tres objetivos específicos

Fittipaldi puso énfasis en lo que denominó tres objetivos específicos. El programa, por un lado, “apunta a desarrollar la adopción de tecnologías buscando la eficiencia del uso de recursos hídricos, que es un recurso que obviamente escasea. El segundo objetivo es fomentar la capacidad de comercialización de los pequeños y medianos establecimientos. Y el tercero es incrementar la participación de Mipymes en la cadena vitivinícola, fundamentalmente buscando el liderazgo de jóvenes y mujeres”.

– Desde que se aprueban todos los requisitos hasta que el productor recibe la plata, ¿cuánto tiempo pasa?

– Una vez que el proyecto es aprobado hay varios pasos a seguir antes de que se produzca el desembolso.

Nosotros, en un par de semanas, más o menos, vamos a largar la primera convocatoria que se extenderá por unos 20 días y tendrá cupos por cada uno de los objetivos mencionados.

Una vez que ingresen los primeros proyectos, y estén aprobados, ahí vamos a ver cuánto nos demora a nosotros la validación interna de cada uno, porque el BID es muy exigente en el cumplimiento de algunas variables que forman parte de su política global como, por ejemplo, las cuestiones ambientales y sociales.

Cada una de esas validaciones, entonces, demora un tiempo, a pesar de que a nosotros no nos sirve tener el dinero en una cuenta bancaria. A nosotros nos sirve pagar proyectos a los proveedores y a los productores.

Nosotros, entonces, tal vez tardemos 15 días, un mes, o un mes y medio en entregar ese dinero.

– ¿Se puede estimar cuánta plata puede recibir un pequeño productor, por ejemplo, de media, una o dos hectáreas?

– Los montos máximos de ANR que el programa va a entregar no están determinados por la cantidad de superficie que el productor tenga, sino que se trata de montos totales por cada uno de los objetivos que mencioné anteriormente.

Pongamos un ejemplo: si un productor quiere incorporar riego por goteo, el programa en relación a ese objetivo, le entrega 20 mil dólares, pesificados al valor del dólar oficial.

Ahora bien: hay una contraparte. El productor tiene que poner el 40% del total de esa inversión porque se trata de una inversión mixta.

El dinero, además, no le llega directamente al productor sino al proveedor que le va a entregar, digamos, los materiales de obra.

Y la financiación se concreta una vez que el productor puso la contraparte local en pesos, no antes. Esa es la forma en la cual el BID se asegura que el dinero se entrega llave en mano.

– Aquella persona que no está produciendo pero le gustaría iniciarse en la actividad, ¿puede aplicar?

– No, no puede.

En busca de una cepa que distinga a Entre Ríos

Durante la Jornada Regional Vitivinícola del Oeste Entrerriano, que se realizará este miércoles en Victoria, el enólogo Tomás Guido Díaz ofrecerá una charla sobre actualización de variedades usadas en Entre Ríos.

El jefe de la Agencia de Extensión Rural (AER) Victoria del INTA, Raúl Brassesco, explicó que “el objetivo es hablar de las cepas adaptadas a la provincia” porque “el 99% de los productores elaboran el vino con la uva producida en su terruño y ese es el verdadero valor”.

– ¿Hay alguna cepa que distinga a Entre Ríos como el malbec distingue a Mendoza?

– Nosotros, en 2010, cuando arrancamos con este tema en la AER Victoria, invitados por el INTA Concordia hicimos una gira por la costa del Uruguay, recorrimos varias bodegas, y allí el enólogo mendocino Hernán Ojeda, director de la Estación Experimental de Vitivivinicultura Pech Rouge (Montpellier) del INRA de Francia, nos recomendaron para nuestra zona la variedad marselan, cepa utilizada para la elaboración de vinos tintos, que nació de la cruza de Cabernet Sauvignon y Garnacha.

Por ahí va la mano, digamos. Tenemos una cepa que queremos, que estamos trabajando hace ya prácticamente 12 años, y es la marselan.

La participación

Brassesco, en otro orden, recomendó a los productores asociarse a la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER) porque “es importante que estas instituciones, que representan a los vitivinicultores, tomen fuerza, sobre todo cuando hablamos del diseño de las políticas públicas, para que lleguen a donde tienen que llegar y sean eficientes”.

Datos

100

hectáreas, o acaso un pocos más, están en producción en la actualidad en Entre Ríos, contra las 4.000 que había a inicios del Siglo XX.

54

productores se dedican a la vitivinicultura en nuestra provincia, en su mayoría pequeños.